'DIARIO DE UN HOMBRE DE ÉXITO'. Ernest Dowson



CRÍTICA LITERARIA

'Diario de un hombre de éxito'
Autor: Ernest Dowson
Editorial: Periférica (2012)
Páginas: 43



LA VIDA AHOGADA

A Ernest Dowson la vida no le sonrió demasiado, a grandes rasgos no hay atisbos de felicidad en su día a día: una sobredosis de hidrato de cloral mata a su padre, su madre se suicida, el amor le es esquivo, la muerte le visita demasiado pronto… ¿qué queda? 'Diario de un hombre de éxito´. El título no deja de ser una realidad que experimenta el personaje principal en cierto momento sentimental de su vida. El pasado funciona como esa lanza que hurga en una herida que nunca cicatriza porque el afectado jamás deja que lo haga quitándose los puntos una y otra vez. El planteamiento de dos amigos enamorados de una misma mujer está tratado con mesura y acierto, Dowson ofrece pequeños esbozos de lo que ha sido una vida y un sentir que no han podido ir por separado. Curiosamente hay muchos rasgos comunes entre las vidas de Dowson y Mario de Sa Carneiro, no sería extraño que el portugués conociese los textos del inglés, ambos reflejaban en su obra ese imposible que es la vida abocada al fracaso del no ser correspondido o siéndolo sin saberlo -¿qué es peor?-

En veinticinco hojas Dowson –ya hay ciertos rasgos modernistas  en él- es capaz de contar una vida sin que el lector necesite más información, su contención es de agradecer, permite que nada se pierda en el camino. Las reflexiones del personaje central son totalmente atemporales, sus impulsos son similares a los del asesino que regresa al lugar del crimen aunque eso pueda condenarle. Desde sus primeras palabras ya sienta las bases de la desestructuración de un acontecimiento, de la derrota y de que el tiempo jamás regresa ni se puede recuperar. El pensar en lo que hubiese podido ser, no es más que otro camino –uno más- a la autodestrucción.

El diario se completa con un poema dedicado a un amor no correspondido – una niña de once años- complementando esa radiografía del sentir del personaje protagonista del diario –se hubiesen agradecido algunos textos más del autor-.

No resulta muy acertada la nota de los editores al inicio del libro hablando de Dowson y de lo extraordinario que es, la influencia y la admiración que pudo causar en Eliot, Borges, Pound… más bien parece un simulacro de aviso para que el lector se obligue a que le guste un texto que no necesita de introducciones más allá que las que el autor desarrolla en el breve diario: quizá suene a justificación por un precio demasiado elevado.

IVÁN CERDÁN BERMÚDEZ

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