'MARTHA MARCY MAY MARLENE'. Excelencia, angustia, familia, magnetismo

CRÍTICA DE CINE

'Marta Marcy May Marlene'
Sean Durkin. Estados Unidos, 2011

El debut en el largometraje de Sean Durkin es una especie de oda al desgarro y el embeleso: al desgarro por el potencial de unas secuencias repletas de tensión, dolor, anhelo, sensualidad, misterio, culpa…y al embeleso por una actriz que está en posesión de un talento que carece de límites, Elizabeth Olsen, capaz de transmitir en cada acción el peso de dos años de ausencia en una especie de mundo paralelo. Todo ello lo consigue con un poder cautivador y enigmático envuelto en unos tonos de voz capaces de desarmar corazas indestructibles.

La película se desarrolla en los dos planos que afectan al personaje de Olsen. Durkin se muestra inteligente y eficaz a la hora de mostrar esos dos mundos en apariencia tan diferentes pero que en realidad caminan de la mano ¿Cuál es más conveniente? En este aspecto, el director elige una opción un tanto partidista al mostrar alguna acción carente de sentido y que pretende condicionar –o eso parece- al espectador en lo que es la búsqueda de culpables. La ausencia de la hermana pequeña ha generado entramados de culpa en la única familia que tiene -la hermana mayor y su marido-. Esta decisión es muy acertada, jamás se habla de ese pasado íntimo y de sus circunstancias. Eso no le interesa al guionista y director. Tampoco es necesario pero sí genera cierta tensión porque como en todo pasado, hay algo no resuelto.

La fotografía es coherente con ese estado interior de búsqueda que siente la protagonista. Sus estados anímicos se ven influenciados por una luz y unos movimientos de cámara que fluyen en un mismo lenguaje; todos los elementos llevan a ofrecer esos mundos, esas nostalgias, esos miedos y sí, puede resultar aterrador que ciertas angustias sean imborrables.

Es una ópera prima que encierra un notable talento y que en ningún momento duda de lo que quiere mostrar y cómo hacerlo. No hay puntos flojos –con la excepción de esa pequeña charleta moral- y es consciente del valor de cada conversación. El plano contraplano lo rueda con inteligencia, no oprime aún más la acción, deja que cada plano respire. Los acontecimientos siguen su curso a medida que el propio Durkin encuentra otro aliado en la música que en ocasiones dulcifica y en otras tensa, pero siempre al ritmo que marca la acción, no es sólo adorno.

Tanto el equipo artístico como el técnico merecen mención especial. Qué maravilla es ir a ver una ópera prima basada en una aparente sencillez que envuelve la complejidad del ya de por sí complicado mundo familiar, o si se prefiere, de las familias que pueden acompañar nuestras vidas ¿Por qué no se apostará más por debuts así? Ahora toca esperar.

IVÁN CERDÁN

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1 Comentarios

  1. Estoy de acuerdo contigo en lo que comentas sobre la película.
    La verdad es que me ha gustado bastante en general, lo que me ha fallado es el final, a mi me ha resultado insulso, no esperaba un desenlace, pero esto tampoco.
    Saludos.
    Marina

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