'IRON MAN 3'. ¿Pero sale Iron Man?


CRÍTICA DE CINE

'Iron Man 3' (Shane Black. Estados Unidos, 2013. 130 minutos)

La tercera parte de la exitosa franquicia mejora en algo a la segunda pero se vuelve a quedar muy lejos de la primera. El éxito –casi inesperado- de las aventuras de ‘Iron Man’ incurría en una opción novedosa: por una vez se apostaba por un crápula, vividor, mujeriego y con un gran cerebro como es el personaje de Stark/Iron Man como héroe, interpretado por un carismático Robert Downney Jr. Esta decisión debió ofrecer muchos quebraderos de cabeza a una industria tan reservada en lo que a  conductas inmorales se refiere como la de Hollywood. De repente alguien que apostaba por la promiscuidad sin por ello descuidar sus logros personales, suponía una lucha muy contraria ante el orden establecido por otros héroes rectos como Superman o el Capitán América. La taquilla lo respaldó con una solvencia que superaba los mejores pronósticos. Con ello llegó el fin de Iron Man.

En la segunda y tercera parte, fundamentalmente en la tercera, el personaje no toma una sola consumición alcohólica y se vuelve un hombre recto que en nada recuerda a quién fue. En esta ocasión la historia, para intentar levantar el vuelo tras la intrascendente segunda entrega, recurre al pasado del personaje y a una conversación que arrastra la tragedia hasta nuestros días. Su relación estable con su ayudante/mujer –Paltrow- es evidentemente un motivo para dar cabida a los villanos y a sus chantajes. La inclusión de un nuevo director, Shane Black, aporta algo de mayor calidad  técnica, pero la historia no aguanta el pulso y a la hora de metraje se desinfla hasta llegar a cierto ridículo envuelto en una previsibilidad que posiblemente anuncien que por el momento no haya más partes. La incursión de actores de la talla de Ben Kingsley tampoco es un reclamo con suficiente fuerza, porque la cancha en la que le dejan situarse es bastante estrecha.

Resulta difícil de comprender el interés que ha mostrado la producción por destrozar aquellos cimientos de la primera parte. Si bien, hay que reconocer, que tampoco ‘Iron Man’ era una película extraordinaria, ni mucho menos, pero sí conseguía salirse de ese canon establecido de rectitud, pero en Hollywood con la moral no se juega, y claro, es lo que ha ocurrido.

Las gracietas de Stark son cada vez más inocentes y curiosamente, se ha decidido casi prescindir del propio Iron Man, dado que sale en muy pocas ocasiones. Son fundamentalmente prototipos imperfectos de robots los que participan mayoritariamente, dado que es la actividad con la que el multimillonario Stark vence su insomnio. Es muy interesante el giro sobre el villano y quién es realmente, aunque evidentemente, todo se va enunciando y la sorpresa no es tan grande. 
 
La orgía de explosiones y de robots creados por la mente privilegiada de Stark son un colofón lleno de nada que abulta más un presupuesto y justifica la utilización de unos medios digítales tan avanzados que pretenden amenizar una historia que termina siendo casi nada. Lástima que no se siguiese lo iniciado y se hayan refugiado en una taquilla y la sonrisa efímera de un público al  que por momentos entretiene pero sin nada más.
 
IVÁN CERDÁN BERMÚDEZ

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