'LOS SURCOS DEL AZAR'. Paco Roca


  CRÍTICA LITERARIA

'Los surcos del azar'
Autor: Paco Roca
Editorial: Astiberri
España. 2013. 328 páginas

LA EASY, LA NUEVE

A Paco Roca se le valora el tocar temas de primera lectura incómodos y saberlos hacer llegar a todo tipo de perfiles de público. En ese equilibrio se mueve el grueso de su obra, ya instalada en la primera fila tras el sorprendente salto que le supuso ‘Arrugas’. Vinieron después reediciones de sus obras anteriores, hallazgos de interés –‘El invierno del dibujante’-, diversiones con buen tino –‘Memorias de un hombre en pijama’- y colaboraciones variadas en un importante grupo de comunicación. Su trayectoria desde aquel tierno proyecto sobre la vejez adoptó un nuevo rumbo. Lo hizo sin dejar de lado algunas de sus constantes. La más nítida, esa reivindicación de la memoria en sus más variadas vertientes. Ya lo hizo con ‘Arrugas’, lo afrontó desde el lado literario con la borgiana ‘Las calles de Arena’ y el nostálgico-reivindicativo de ‘El invierno del dibujante’ y rebuscó en otras profundidades, las de la Guerra Civil (ya visitadas en 2004 con ‘El faro’), con ‘El ángel de la retirada’, en colaboración con un guionista francés. Una constante a la que ha retornado ahora con el que es, sin duda, su proyecto más ambicioso, y no solo en cuanto a extensión.

‘Los surcos del azar’, verso de Antonio Machado al que también se homenajea en una viñeta, reconstruye minuciosamente la historia de aquellos republicanos que al finalizar la Guerra Civil fueron obligados a exiliarse y tras pasar todo tipo de penurias se alistaron para combatir el fascismo que se extendía por Europa y África. Si los norteamericanos tuvieron la Easy, aquella compañía sobre la que se basó el libro ‘Band of brothers’ y después la popular serie de HBO, España tuvo la Nueve. Y ahí es donde rebusca Roca. Para dar valor a ese trabajo documental, el autor desdobla la novela en dos partes: la primera pertenece a la reconstrucción histórica y la segunda se traslada a la actualidad. El lector ve a Roca viajar a Francia y entrevistar a uno de los ya veteranos supervivientes. Largos flash-backs interrumpen esta labor de investigación, por otra parte reducida en el libro al personaje del anciano Miguel. Es, desde luego, un recurso cinematográfico y que apunta a una futura posible versión en gran pantalla.

Constatado todo el trabajo reivindicativo e investigador que hay detrás de ‘Los surcos del azar’, en cuanto al estilo Paco Roca apuesta por lo conocido. No hay motivos para cambiar cuando algo funciona. Un dibujo claro y expresivo, transmisor de una historia fácil de seguir, y apenas un par de recursos estilísticos que destaquen sobre la linealidad de la propuesta. Convincente, la novela gráfica se lee con comodidad y logra así cumplir ese doble objetivo expuesto anteriormente. Sí se le pueden achacar varios detalles que hacen que baje la nota final. Esa linealidad estilística se traslada al argumento. Hay una ruta que marca la realidad y Roca se ciñe a ella, es lo que tiene basarse en hechos reales y tratar de respetarlos al máximo. Tampoco ayuda a conseguir una mayor inmersión en la lectura la ausencia de definición de los personajes principales. Apenas Miguel, el entrevistado, tiene algo de relieve, aunque se revela insuficiente. Otros roles importantes en la compañía apenas se mencionan o aparecen sin tiempo para que el lector les conceda el espacio que merecerían. Con ‘Band of brothers’ ocurría algo similar. Roca quiere ser coral, lo que choca con ofrecer todo el protagonismo en la historia del aquí y ahora a Miguel.

Es de agradecer comprobar que Paco Roca no se haya acomodado en las comodidades de las cumbres y ofrezca trabajos que le obliguen a superarse, a dar un punto más que lo anterior. ‘Los surcos del azar’ sube un peldaño respecto a ‘El faro’ siguiendo una temática similar. Y lo hace de forma sonora, dejando algunas de sus mejores viñetas –esa ruta a primera vista triunfal por París- y dejando constancia de que hasta el más valioso de los triunfos puede conllevar la más dura de las derrotas, la que acompaña hasta el final.



RAFAEL GONZÁLEZ

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