CHARB, CABU, WOLINSKI, LA MEMORIA


El 7 de enero de 2015 dos yihadistas al grito de “Alá es grande” entraron en la redacción de la revista  Charlie Hebdo y asesinaron a diez trabajadores. Previamente habían acabado con la vida de dos policías que protegían el edificio. AK-47 y lanzacohetes para vengar a su dios. La ofensa: la publicación de varias caricaturas de Mahoma (de por sí representar figuras divinas está prohibido) en 2011. ¿Qué tipo de dios necesita de fanáticos para vengar su honra humillada por unas caricaturas? Desde luego no le deja en muy buen lugar.

Dos policías, diez periodistas asesinados. Once heridos, tres críticos. Entre los redactores han trascendido tres nombres: Charb (el director), Cabu y Wolinski. Tres nombres, no dejemos de nombrarlos. Para nosotros la memoria, para ellos la derrota de su idea del medievo. Hoy París se ha hermanado con Kobane, con los yazidíes iraquíes.

La gente de Charlie Hebdo fue, es, valiente, a la manera que decía Camus: la gente que cumple con su deber en el lado de la dignidad, la gente que decide no recular cuando lo más fácil es irse y nadie se lo podría reprochar, los que siguen en sus escuelas, en sus hospitales, a pesar de las amenazas. Ellos no se retractaron en su pequeña labor (algo que no sobra en el periodismo occidental), la crítica satírica, algo pequeño y en su caso honesto.

Ahora la marea de reacciones. La ultraderecha intentando sacar partido (y aquí la izquierda hegemónica tiene bastante culpa, la misma izquierda líquida que abrazó el mercado a la vez que el buenismo) sin acordarse de sus masacres en Europa. Los que dirán que es que nos atacan porque somos demócratas, obviando que la mayoría de sus víctimas no son occidentales y que muchos medios de comunicación no son para nada independientes. Los que apelan a la Francia insigne de los Derechos Humanos, pasando por encima de su pasado, y presente, colonialista. Y los que dirán que es una respuesta a los bombardeos occidentales, que existen, pero que ignoran a los miles de asesinados en Oriente y los miles que les combaten.

Es el ataque de unos fanáticos -que evidentemente surgen dentro de un contexto social- que tratan de imponer su visión del mundo totalitaria. Siempre nos causaron extrañeza los fanáticos religiosos, aquellos que creen que esta vida es pasajera, un tránsito a la vida eterna en la que un dios nos juzgará, y sin embargo, en lugar de dejar que ese dios nos castigue por nuestros pecados intentan redimirnos en la vida terrenal.

Charlie Hebdo publica una nueva portada satírica de Mahoma. Algunos lo considerarán una provocación. En realidad es la única forma posible de resistencia. Charb, Cabu, Wolinski, los diez. 

BENJAMÍN JIMÉNEZ

Publicar un comentario

0 Comentarios