'EN PRESENCIA DE UN PAYASO'. Andrés Barba


 

CRÍTICA LITERARIA

'En presencia de un payaso'
Autor: Andrés Barba
Editorial: Anagrama
Páginas: 178
Año: 2014


DE PADRES A HIJOS, DISTANCIAS Y DESCUBRIMIENTOS

Andrés Barba vuelve a dejar constancia de su gran talento como narrador. Sin contar nada que sea extraordinario, es capaz de mantener la atención  del lector con una trama que resulta inquietante por esos continuos puntos suspensivos que tienen lugar en los diferentes entramados familiares que retrata.

El titulo, usurpado de una película de Ingmar Bergman (1997), es un buen reclamo para captar la atención. No hay que darle más vueltas sobre si es el más adecuado o no. El payaso o más bien expayaso que forma parte de ese elenco secundario de personajes que transitan por la novela sin que pueda considerarse determinante en su desarrollo, pero como atrayente título, siempre sirve y no deja de ser un fiel reflejo de una parte de la trama.

El narrador omnisciente le sirve a Barba para expresar en esa  tercera persona los vaivenes de la vida del investigador científico y profesor Marcos. Las idas y venidas en el tiempo nunca juegan al despiste. El pasado se cuela y sirve para ofrecer esa radiografía de cada personaje que jamás resulta inoperante o falsa.

Los celos retrospectivos, el pasado, la evolución, los miedos, las traiciones, los reencuentros  y las conversaciones se suceden con un poderoso ritmo que solo cae en algún momento en el que Barba se vuelve un tanto reiterativo. El autor deja a un lado ciertas temáticas enunciadas –investigación científica- o vuelve a ellas con una cautela que se torna en imprecisa.

La familia es el epicentro de todo lo que acontece. Los afectos en ocasiones engrandecidos por el tiempo, las conversaciones, el pasado, lo que uno fue, lo que no pudo ser y en lo que se convirtió. La muerte como azar, el peso de los objetos, las discusiones, las herencias y las decisiones del después. 

La mezcla de la familia política y la propia familia de Marcos permite que Barba diseccione momentos determinantes. El paso del tiempo no tiene por qué curar heridas y las fisuras del sentir siempre tienen consecuencias. El egoísmo que retrata en determinadas páginas Barba es reconocible fundamentalmente en la figura de los hijos.  La soledad de los progenitores también tiene cabida en esta novela que, sin llegar a la altura de ‘Muerte de un caballo’,es notable pese a ciertos momentos discontinuos. Barba es un buen escritor y hay que leerle.

IVÁN CERDÁN BERMÚDEZ

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