'GLOBE TO GLOBE'. Bienvenidos a casa


Madrid está de enhorabuena. Que la extraordinaria compañía del londinense Globe haya decidido incluir España en su visita siempre es motivo para alegrarse. Han apostado por ‘Hamlet’. En un viaje a Londres tuve la fortuna de ver, aparte de este ‘Hamlet’, un ‘Ricardo III’ tan brutal como extraordinario que aún colea en mi interior. Decantarse por ‘Hamlet’ llama mi atención porque de las nueve producciones que he podido ver en el Globe es, sin duda, el peor montaje de todos. Decir peor no significa que sea malo, sino que simplemente es el menos acertado de todos.

Esta decisión es un tanto controvertida, y más teniendo en cuenta que ‘Ricardo III’ ha estado girando por todo el mundo, salvo, por desgracia, España. ¿Qué les ha motivado a decantarse por los devaneos del príncipe danés?  Solo encuentro la respuesta en esa propuesta algo bufonesca y poco común. Un Hamlet sin mucha alma, y más próximo a Woody Allen que a Kenneth Brannagh, que  no llega a tener el calado suficiente para empatizar con la propuesta. La primera parte del espectáculo llega hasta la mitad del acto III. Su dinamismo es notable y las transiciones brillantes, pero el humor, en ocasiones, es desmedido y queda un tanto ridículo. No es mala idea quitar a Hamlet un cierto tenebrismo, pero en esta ocasión todo se ve un tanto deshilvanado y más en la segunda parte –desde la mitad del Acto III al final- en la que el humor pierde su presencia, de ahí que no exista una clara unidad en la propuesta.

Hay una pretensión de intentar que todo sea lo más parecido a las representaciones que se realizan junto al Támesis, por ello no se apaga la luz de la sala, para simular la luz solar. Esto contrasta con el hecho de no ver a los actores prepararse antes de la función, algo que siempre enamora al espectador por participar en el ritual completo de la función. La luz de la sala encendida no es una buena idea, porque molesta más que aporta. Han escogido una compañía mixta, no es ese el hecho más reconocible del Globe, de los montajes que vi allí, solo dos fueron mixtos. Todos estaban integrados por hombres, aproximándose a la realidad de aquella época. La pureza de las interpretaciones es deliciosa, y en esta puesta en escena es el actor neozelandés  Rawiri Paratene el que se lleva la palma dando vida a un Polonio extraordinario. Su versatilidad interpretativa es colosal, ofrece un sinfín de matices a cada personaje, no reincide en nada, imprime personalidad a cada uno y es un auténtico lujo asistir a su entrega. 

El montaje tiene en el momento de la representación de ‘La ratonera’ el mayor acierto de su propuesta. La coreografía que realizan es un diez. De todos los ‘Hamlet’ que he visto, jamás asistí a nada parecido. Ya solo por este momento merece la pena asistir. Es una pena que en España no se hagan propuestas así y se siga apostando por un clasicismo de otra época, machacándose el verso. Todo indica que La Joven Compañía ha iniciado un camino diferente, como han venido demostrando con sus adaptaciones de ‘Romeo y Julieta’ y ‘Fuenteovejuna’, veremos.

Gran visita del Globe, deseamos que vengan más y que por un casual, se decanten por ese ‘Ricardo III’ que sigue coleando por otros lares. Sería la verdadera guinda del pastel con Mark Rylance a la cabeza. Un sueño, pero posible. Señores programadores anímense, les garantizo que todo estará vendido.

IVÁN CERDÁN BERMÚDEZ

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