'THE AFFAIR'. Ruth Wilson es el imán



CRÍTICA DE SERIE

'The affair' (1ª temporada)

El poder hipnótico y sugerente que imprime Ruth Wilson a cada personaje –como demostró en ‘Luther’- es ya una motivación más que suficiente para engancharse a una serie. ‘The affair’ no tiene una premisa que se pueda considerar original, pero su modo de mostrar en cada capítulo dos perspectivas diferentes le dota de ese punto especial que es imprescindible para conseguir ese gancho con el espectador. 

El verano es el momento de la liberación del año. Todos los planes, proyectos, ilusiones se aparcan en esas semanas en las que se pretende desconectar y encontrarse entre la arena y la maduración. En ‘The affair’ se narra un aparente verano normal en el que la familia del escritor Noah Solloway acude a casa de sus suegros, como siempre, para descansar. El problema es que nadie quiere ir allí. El suegro, escritor reputado, millonario y la suegra, mujer incómoda y poco feliz del enlace de su hija con Noah, no hacen que el tiempo sea muy propicio. El dinero que los suegros les prestan para la educación de sus hijos está presente en cada conversación  y eso dinamita el aguante del yerno.

Solloway y su mujer parecen formar un equipo perfecto en la educación de sus cuatro hijos. La furia del fracaso en la escritura, mezclada con la rutina de la convivencia parecen ser las bases que fundamentan el ansia de encontrar algo por lo que sentirse vivo. Es en ese instante cuando hace su aparición el personaje de Ruth Wilson y el capítulo comienza a coger ritmo y atracción. La vida de la camarera Alison Bailey atraviesa otro bache basado en el dolor de la pérdida y en esa rutina asfixiante de un matrimonio a punto de resquebrajarse por la asfixia de ella. Cuando ambos personajes se encuentran, el miedo y el deseo se apodera de ellos ¿qué pueden hacer con esa pasión?

El ritmo partido del capítulo –parte de Noah, parte de Alison- en ocasiones es algo reiterativo, y más cuando no ha sucedido algo apasionante. Toda esta premisa viene acompañada por un asesinato a cuyo enigma se intenta dar solución por medio de diferentes saltos en el tiempo que se aprovechan para mostrar interrogatorios. Como estratagema para aguantar lo que es la trama puede ser inteligente, pero se muestra sin continuidad y no aporta gran cosa.

Los personajes secundarios son interesantes o planos. El marido de Alison tiene un calado más profundo que la mujer de Solloway –buena madre, extraordinaria mujer- pero se asfixia en su corrección. El suegro gana enteros, mientras que los hijos de Solloway parecen figurantes que campean por el plató sin saber bien qué hacer –con algún momento bueno, todo sea dicho-. Esto diluye aún más el camino que parece marcar el primer capítulo. ¿Por qué hacer series de diez capítulos cuando con cinco serían redondas? El maldito relleno es el que condena a una serie que tiene su punto culmen en ese capítulo cimco en el que el dolor, el deseo y el miedo tienen todo el sentido. Tras un capítulo tan fascinante se pasan a otros dos en los que el tedio puede invitar al abandono de la serie. Mezclar asuntos de drogas en una trama como la enunciada solo paraliza el avance al que se había llegado. Los tres últimos capítulos son irregulares aunque con matices interesantes. De nuevo la pasión, la pérdida, la emancipación y el reencuentro dotan de fuerza y dinamismo a la trama de los amantes y sus familias. 

El interrogante final parece caprichoso: ¿hasta dónde puede alargarse este romance sin ser reiterativos? Se agradecen las escenas valientes en las que se narran diferentes encuentros sexuales. No se juega con la mojigatería en esos aspectos y es lógico porque si se trata de mostrar algo descarnado debe hacerse hasta las últimas consecuencias, como bien han hecho.

‘The affair’ se deja ver en su irregularidad. La pulsión por la escritura y el anhelo de posesión física son un buen reclamo para disfrutar de la pareja formada por Ruth Wilson y Dominic West, sin olvidar al siempre resultón y enigmático Joshua Jackson.

IVÁN CERDÁN BERMÚDEZ

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