'1982. OBERTURA SOLEMNE'. Explosión de violencia controlada



CRÍTICA DE TEATRO

'1982. Obertura Solemne'
Texto y dirección: Lisandro Fiks
Teatro del Barrio (Madrid)
Hasta el 22 de febrero

Que te acompañe la etiqueta de montaje más atractivo de los últimos años en el siempre mitificado teatro off de Buenos Aires puede suponer una carga demasiada pesada para cualquier montaje, expuesto así a un horizonte de expectativas muy alto y a una mirada escrutadora al detalle por parte de público y crítica.

'1982. Obertura' se presenta, y se promociona, todo hay que decirlo, bajo esa premisa y logra salir airosa aunque sea con un suspiro de alivio y dejándose algunos pelos en la gatera.

La pieza de Lisandro Fiks se presenta como una obra formalmente de teatro “comercial”. La escena es un comedor con dos puertas a ambos lados por donde desaparecen y aparecen los personajes cuando es necesario En ese living, una pareja formada por un compositor atascado creativamente en una composición para los soldados de las Malvinas y una estudiante peronista de Sociología, espera la llegada del hermano de ella para comer. Fuera llueve y el taxi que por culpa de la meteorología trae a Federico, el hermano, ha sufrido una avería y resulta que su conductor es ex combatiente de las Malvinas, con lo que puede ayudar a Martín en sus crisis. Es invitado a cenar. Las casualidades ya se han establecido. Por este lado, todo muy tradicional.

Las cualidades del montaje residen en unos diálogos muy ágiles, aunque a veces bordean el chascarrillo y la comedia de puertas, que van introduciendo el conflicto a varias bandas. El conflicto que se establece con el invitado corre a la par con el de la pareja, que al plantearse ciertas cosas que se creían dadas por hechas, se tambalea.

También se ponen en duda ciertas ideas de la izquierda progresista que vive encerrada en sus apartamentos de clase media mientras hablan de arte. Mientras intentan componer odas al estilo Tchaikovsky sobre la guerra sin ni siquiera haber hecho el servicio militar. Unos valores que no sabe qué hacer ante el descubrimiento de obreros conservadores.

Estos conflictos, que continuamente se tratan de evadir, de soslayar, lo que hace que se acumule más la carga, van haciendo que el clima de tensión vaya aumentando hasta desembocar en una maravillosa explosión de violencia, un más que notable clímax escénico.

Para llegar a esta explosión, '1982' cuenta con el gran trabajo interpretativo de Christian Álvarez, que encarna al taxista “facho”, un perdedor en toda regla que transita entre la verdad más cruda y las mentiras más mezquinas, alguien que como el Semyonovich de 'La gaviota' nunca es escuchado, solo que, a diferencia de aquel, termina por explotar con violencia.

También destacar a Juan Luppi, recae en él el ritmo de la obra y logra dar los matices necesarios al personaje, aparentemente despreocupado y que sin embargo es capaz de tomar las decisiones.

Es una pena que tras conseguir el clímax de violencia, la dirección de Fiks opte por unas decisiones que desactivan todo lo conseguido, que hace que toda esa violencia y certezas que se vienen abajo queden un poco acomodadas y tranquilizadoras, como si no se atreviese a poner a prueba del todo a esos personajes y los devolviera de nuevo a sus vidas limpias en su salón ligeramente bohemio.

BENJAMÍN JIMÉNEZ DE LA HOZ

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