'YEARS AND YEARS'. Optimismo a pesar de todo


CRÍTICA DE SERIE

'Years and Years' (Russell T. Davies. Reino Unido, 2019)
1ª temporada 

Tras el final de 'Juego de Tronos' se ha desatado una búsqueda frenética sobre la nueva mejor serie de la década que colme nuestras necesidades. Esta carrera parece haberla ganado la miniserie 'Chernobyl', con su consecuente debate a muerte en las redes sociales. Si bien en este caso no se podía discutir el final (la cosa acabó como acabó) ni poner las manos en el cielo por los spoilers (al final no nos cargamos el planeta en un holocausto nuclear, por el momento) sino por el carácter más o menos anticomunista de la serie.

En esta carrera ha pasado más o menos desapercibida la última creación de Russell T. Davies ('A very English scandal', 'Doctor Who') para la BBC y HBO en la que se nos presenta un futuro próximo distópico, en lo que se podría considerar el espíritu cultural del momento: 'Umbrella Academy', 'El cuento de la criada', 'Altered Carbon' entre otras y en la que curiosamente 'Chernobyl' funciona como distopía desde el pasado.

'Years and Years' acompaña durante quince años a la familia Lyons como hilo conductor, desde es el presente de incertidumbre en el que vivimos a un futuro de caos y autoritarismo en el sistema democrático occidental. Así, los diferentes miembros van sufriendo, disfrutando o simplemente viendo restricciones en su libertad de movimientos, corralitos bancarios, pluriempleos en la nueva llamada economía colaborativa, repliegues nacionalistas y culturales o el avance de las tecnologías digitales. Lo único que parece estable es la vieja y enorme casa de la bisabuela, el pegamento de los cuatro hermanos tan diversos: una madre soltera y precaria, un experto en inversiones que pierde un millón de libras, un gay liberal que trabaja en programa de viviendas para refugiados y una activista radical del ecologismo.

Este futuro caótico no llega como consecuencia de un hecho espectacular o traumático que marque un antes y después, aquí no hay un desastre nuclear (pero si armas atómicas), o una hecatombe natural (pero si cambio climático y contaminación). No, aquí el desastre llega poco a poco, donde lo cotidiano se va convirtiendo en grotesco y lo imposible primero parece una broma, luego algo que no puede ocurrir para terminar siendo normalizado ante una ciudadanía que, en muchos casos, es mera espectadora. La famosa ventana de Overton, donde lo que ayer era una barbaridad hoy es lo normal.

Y ahí es donde esta producción juega su mejor baza  pues sabe leer y contar muy bien los hechos que están en los telediarios de hoy. No hay un rechazo general del futuro que presenta, huye de esta forma de un relato conservador, nostálgico o reaccionario, sabiendo captar la capacidad de seducción de la nueva ultraderecha en tiempos de incertidumbre a través del personaje de Vivianne Rock, esa mujer millonaria que se presenta como antisistema y que apenas tiene cuatro ideas generales para el país y aún menos ética. Un personaje que empieza siendo ridícula para terminar siendo tenebrosa y tan bien interpretado por Emma Thompson. Anticipa cuestiones que no tardarán mucho en plantearse, tales como el transhumanismo, la relación entre cuerpo-Estado-empresa o la híperconectividad a un nivel absoluto.

Davies dota la serie de un buen ritmo al usar varias elipsis para avanzar en la historia sin que se pierda información relevante en estos saltos ni en ninguno de los dos niveles en los que se mueve la narración: la familiar y la sociopolítica, que se combinan perfectamente y de forma muy ágil, estableciendo un diálogo entre ambas, en lo que parece una de las tesis de la serie, esto es, nuestra responsabilidad como sujetos políticos.

El trabajo de los actores es eficaz como corresponde a una historia coral, llegando a buen nivel en la mayoría de los casos en que uno de ellos acapara el protagonismo en algún momento, aunque se puede achacar que ciertos personajes secundarios apenas tienen mayor relevancia que ser un apéndice de su protagonista, un complemento.

'Years and Years' probablemente no es la mejor serie de la década, ni del año, pero tampoco le hace falta ni lo busca. Simplemente es una de las series más conscientes desde el punto de vista del mensaje político (tampoco se esperen a Ken Loach o a Costa-Gravas, que estamos en la HBO) sin caer en el discurso fácil y simple, capaz de mantener el ritmo y la coherencia argumental y vital de sus personajes, con una potente banda sonora al que quizás le pierde un final precipitado e ingenuamente optimista que no termina de enlazar bien con todo lo mostrado anteriormente.

No hay un “hype” por esta serie, ni habrá encendidos debates sobre su final o su veracidad, pero es una producción que merece ser visitada y que probablemente el tiempo, fuera de urgencias, la irá poniendo en su lugar.

BENJAMÍN JIMÉNEZ DE LA HOZ

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