‘Gente hablando’ (Álvaro Carmona. Dos temporadas. 6 capítulos de 10 minutos aproximadamente por temporada. 2018-2020).
El conocido humorista, guionista, director, músico, creador y un largo etcétera de calificativos, Álvaro Carmona ha conseguido acertar con una serie muy compacta. Cada temporada está formada por seis episodios en los que ninguno supera los 15 minutos, muchos no llegan ni a los 10 y cada uno de ellos es independiente. El planteamiento es magnífico, conversaciones, de dos o tres personas en los que el humor está presente. No hay chascarrillos, los guiones están muy trabajados y eso aporta una consistencia imprescindible. A esto hay que sumarle las interpretaciones que son todas muy destacadas. Las situaciones representan aspectos muy reconocibles y se les da una vuelta. No todos son igual de redondos, pero hay un nivel alto y es efectiva. En ocasiones no es necesario nada más.
‘Holiday’ ( Isabella Eklöf. Dinamarca. 2018. 92 minutos).
Pese al éxito que tuvo la cinta la misma no ofrece nada que no sea algo más allá de un cortometraje alargado. El paso del corto al largo en ocasiones trae consigo cierto vacío argumental. Eso le sucede. Todo está planteado para un giro final, un momento de furia, un momento de enfado por acumulación pero no es más que una anécdota en una historia tan redundante como manida. Eklöf por su trayectoria merece una segunda oportunidad, porque talento tiene, de eso no hay duda.
‘Brassic’ (Daniel Brocklehurst, Joseph Gilgun. Reino Unido. 2019. 6 episodios de 45 minutos cada uno).
Excelente retrato de una sociedad en busca de subsistencia. Retratos de amigos y residentes en Lancashire. ¿Hay posibilidad de escapar de lo que se es? Seis capítulos muy bien llevados en los que los amigos de ese bipolar entusiasta que es Vinnie van enfrentándose a lo que son y lo que quizá quieran dejar de ser. Hay seriedad envuelta en un humor ágil y muy efectivo. Es el momento de crecer y de lo que puede suceder. El instante de las grandes decisiones. Fascinante el papel que interpreta Michelle Keegan como la novia de Dylan que intenta combatir duramente con lo que fue para ofrecer un mejor futuro a su hijo y a ella. Los episodios zigzaguean por aspectos crudos, pero jamás se insertan en algo fijo. Evolucionan y las aristas personales quedan a la luz. Trabajo sobresaliente que pide a gritos una segunda temporada. Si se continua en esta línea el éxito estará garantizado.
‘La verdad’ (HiroKazu Koreeda. Francia. 2019. 106 minutos)
Koreeda ha conseguido reinventarse para adaptarse a un estilo europeo dejando de lado ciertos rasgos de su cine. Cinta entretenida con un gran elenco, pero no termina dejando huella. Una pena que el creador haya luchado tanto por ofrecer un cine alejado a lo que son sus propuestas. La autobiografía que publica una actriz de éxito a la que da vida Catherine Deneuve tiene un efecto negativo en su hija a la que encarna una más que resolutiva Juliette Binoche. Se asiste al rodaje de la película en la que trabaja Deneuve que reabre ciertas heridas. Mientras tanto el romance con la bebida del marido de Binoche regresa, pero no de forma dramática. Es curioso como la película que se está filmando tiene no pocos ecos con ‘Interstellar’ (2014). Película que deja de manifiesto la gran capacidad de adaptación de Koreeda pero que no ofrece grandes cosas.
'Exhibition' (Joanna Hogg. Reino Unido. 2013. 104 minutos)
Gran apuesta que se centra en el abandono de una casa y lo que eso conlleva en una pareja de creadores. Hay mucha inquietud llegando a ser en momentos algo cercano al thriller. El cine de Hogg siempre es distinto. Un talento que precisa que se le ofrezca más cancha para que sus películas puedan verse porque jamás nada de lo que realiza es convencional.
‘Cartas a Roxane’ ( Alexis Michalik. Francia. 2018. 112 minutos)
Divertida, ágil, entusiasta y con capacidad de seducir. Encomiable ficción realista. Cartas a Roxane, cuyo título original es Edmond, le debe gran parte de su potencial a Shakespeare in Love (1995). Es el filme que ha servido de guía a Michalik a la hora de componer su texto. Michalik trabaja con el universo creativo de Edmond Rostand y, más concretamente, con el periodo en el que surge su obra magna, Cyrano de Bergerac, pero sabiendo recoger los postulados de Stoppard y acercarlos a su terreno. Su comienzo es de tanteo y su ritmo llama a la confusión. Sin embargo, era imprescindible una introducción donde se fuesen marcando las bases de lo que se iba a desarrollar para que, posteriormente, la cinta adquiriese un ritmo trepidante y jugase con las emociones. Hay guiños muy divertidos como la aparición de Antón Chéjov en un prostíbulo o las referencias al cine.
IVÁN CERDÁN BERMÚDEZ
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