'ARLERÍ'. Edmond Baudoin




CRÍTICA LITERARIA

'Arlerí'
Autor: Edmond Baudoin
Editorial: Astiberri
Páginas: 102



A TRAVÉS DE CONTORNOS Y VIDA

Baudoin es un artista peculiar. Si ya con 'El viaje' (2005) inició una andadura propia y repleta de matices, con 'Arlerí' consigue dar una lección de ese tiempo que condena sin tregua a las personas. Lo hace a lo largo de 102 páginas en las que desarrolla un complejo y realista diálogo envuelto en forma de viaje vital entre un anciano pintor y su 'musa'. Se desgrana así la vida sentimental del artista y sus andaduras  por todo un trayecto en el que busca encontrarse sin que la temática resulte lacerante ni previsible. Todas las reflexiones del pintor –quién sabe si pertenecen al propio Baudoin- están perfectamente insertadas a modo de flashbacks que en ningún momento despistan al lector de la línea temporal y argumental que ha de seguir.

La mentira es algo que reina en cada viñeta. Es posible que sea una intentona del autor por jugar al despiste y no dejar claro si ocurrió o no, pero consigue que el despiste se transforme en un elemento que dota al resultado de un componente –uno más- mucho más atractivo. Los trazos de Baudoin poseen la fuerza de cierto hipnotismo que conjuga con la utilización de fotografías sobre las que pinta, eso puede ser un indicativo de que quizá todo sea o haya sido real. Son pistas que no resuelve, son enigmas que cautivan.
El pintor da lecciones sobre las relaciones y la aparente psicosis que existe con respecto a la fidelidad, al amor, a la entrega, al encontrarse… es un viaje que no tiene destino, tan sólo acompañantes que ayudan a que la llegada no sea un camino pedregoso.

Cada personaje tiene entidad suficiente. No recarga la historia demasiado, sus pinceladas son las precisas para comprender la radiografía de un hombre que se enfrenta a lo que un día fue, a lo que hoy es. No recurre a lo efectista, busca honestidad y lo consigue. 'Arlerí' podría tener 2.000 páginas y no resultar cansino: trata de la vida y no lo complica, cada uno asume sus búsquedas y reconocen lo que no han sido. Ninguno engaña - por muchas infidelidades que existan- , ninguno representa un papel que no le pertenece. Baudoin da una lección de lo que es una vida entregada a la pintura y la clase le sale casi redonda.

IVÁN CERDÁN BERMÚDEZ

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