PHILIP ROTH Y YO


 
ARTÍCULO DE OPINIÓN (Philip Roth gana el Premio Príncipe Asturias de Literatura)

Hay premios que te dan una alegría especial; no tiene que existir una razón trascendente ni mucho menos. Tampoco tienes por qué conocer al premiado, aunque uno puede sentirlo muy de cerca, pero el hecho de saber que Philip Roth ha sido galardonado con el premio Príncipe de Asturias me ha hecho feliz, y eso es ya todo un acontecimiento dentro de esta curiosa decepción continua.  Llegué a Philip Roth por mi amiga E, que mientras leía 'El animal moribundo', me confirió que le resultaba alarmante el parecido tan grande que tenía con diversos actos que protagonizaba el profesor Kepesh. Inmediatamente acudí al libro y claro, quedé fascinado, aunque probablemente no sea un elogio lo que me comentó mi amiga, era una realidad tan palpable que daba miedo. Este fenómeno sólo me ha ocurrido con ciertos personajes de Ingmar Bergman y con algunos de Roth, ninguno de ellos es ningún santo, pero la verdad, aunque en ocasiones es amarga, hay que reconocerla.
 
Una de las razones por la que Roth me tiene completamente hechizado es por su capacidad para reflejar una realidad reconocible y asumible, su estilo te caza en ese día a día palpable repleto de pulsiones, desilusiones, desesperanzas, desengaños, pasiones, literatura… Con la lectura de 'Engaño' empecé a preocuparme, incluso ya desconocía si eran las acciones de sus personajes las que se parecían a mi vida o eran esas acciones las que yo imitaba en mi vida ¿se estaba produciendo un fenómeno de quijotización en mí? Seguí sin cautela devorando cualquier libro de Roth hasta que llegué al excelentísimo 'Elegía' –por favor no confundir con la lamentable película de Coixet- aquella lectura me conmocionó ¿cómo se podía escribir de un modo tan intenso sin resultar reiterativo? Roth asume quién es y su modo de enfrentarse al paso condenatorio de ese tiempo que jamás regresa es algo que plantea sin engaños, sin trucos literarios, sólo con algo tan complicado como es la honestidad, y más consigo mismo. 'Sale el espectro' es otra buena muestra, y qué decir de 'La humillación', con esa novela ya mi razón perdió la poca cordura que le quedaba, en ella se unía aquella temática bergmaniana reflejada en 'Persona' y la soltura de Roth para continuar describiendo la desesperanza en la que vive sumido el ser humano. Fue tanta la pulsión que sentí que adapté el texto a guión de cine; el trabajo lo realicé con la motivación de que fuese un regalo de cumpleaños para M, es más, con el resultado me ilusioné y más cuando las críticas de la novela no eran entusiastas. Realmente pensé que sería mi primera película, pero poco tiempo después Al Pacino también se empecinó en ser su protagonista y los derechos volaron, nueva desilusión, aunque esa fue previsible.
 
Mi amiga W, considera a Roth un escritor eminentemente masculino. No creo que sea así, pero puedo llegar a entender su afirmación. A la hora de leerlo sólo me pongo una regla: no leer más de quince páginas diarias. Si mi estado de ánimo es demasiado deplorable, me tolero hasta veinticinco, pero procuro no saltarme las reglas de las quince páginas, aunque en ocasiones es imposible y he de recurrir al autoengaño para lograrlo. Es posible que ahora tarde más tiempo en publicar su nueva novela –según comentarios-, pero estos últimos años ha sido una gozada el recibir un tributo de Roth al año, de hecho, aún guardo esa sensación de dolor y gratitud que me produjo 'Némesis'.
 
En octubre estará en Oviedo, ahora me ha dado por fantasear que me encontraré con él allí y departiremos sobre cuánto de él hay en todo o cuanto de mí hay en él… ¿por qué me autoengaño? No iré, pero si disfrutaré de sus discursos y de sus relecturas, porque sin duda alguna: es mi escritor.

IVÁN CERDÁN BERMÚDEZ

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