'THE AMAZING SPIDERMAN'. El hombre araña, en caída libre


'The amazing Spiderman' (Marc Webb. Estados Unidos, 2012)

La nueva revisión de 'Spiderman' juega en una división un tanto particular en lo que se refiere a las adaptaciones basadas en superhéroes. El hecho de 'recomenzar' una saga –y más si la dirigida por Raimi aún permanece demasiado presente- entraña riesgos y la sutileza puede ser un arma combativa que dé resultados o te condene a la mediocridad. También es verdad que “jugar a reinventar el original pero aporto lo que me dé la gana” puede ser un suicidio. Posiblemente, 'The amazing Spiderman' pueda posicionarse en esta categoría: fantasean con el origen del personaje de un modo que resulta tan monótono que asusta si tenemos en consideración el tempo de la película.

Hay decisiones muy  sospechosas –no en la propia película, sino en la generalidad- como puede ser el hecho de escoger un actor protagonista de 28 años para representar a un chaval que vendrá a tener 16  ó 17 años ¿por qué? El espectador ha de aceptar este acontecimiento de un modo gratuito y seguir adelante, pero esta dinámica ha de cambiar o al menos, ya que adaptan libremente, pues que asuman todas las consecuencias y lo sitúen en otro momento vital. Salvada esta pequeña y constante anomalía, había cierta expectativa en comprobar lo que había hecho Marc Webb –tras su magnífica '500 días juntos' (2009)- y más si se atendía a las declaraciones en las que venía a manifestar que había revisitado al personaje y lo había transformado en una película de autor… ¡mentira!

¿Qué ofrece? Lagrimeo fácil de los personajes y alguna anécdota. El origen de Peter Parker como hijo de un eminente científico –sospechosamente muerto- que trabajaba en un experimento que cambiaría el mundo basado en la regeneración por medio de otras especies –algo aproximativo- que tenía a las arañas como principal pilar de su estudio ya chirría bastante,  más aún si trabaja en Oscorn –el espíritu del Duende navega por toda la película, anunciando secuela-. Todo intenta ser una pieza que desea juntar toda la compleja vida de Parker en el mismo lugar, su padre con su muerte, su amor, su villano, su origen… ¿no es demasiado para una oficina?

El ritmo es irregular. Toda la primera hora –y más sabiendo lo que va a ocurrir- resulta un tanto tediosa, los cambios en las personalidades de los personajes se producen al instante, no hay ningún arco de evolución y eso consigue que personajes como Flash Thompson –el matón del instituto- queden en ninguna parte y se difuminen sin el menor atisbo de calado. Ocurre algo similar con el padre de Gwen Stacy, el siempre honesto capitán, con quien se toman la licencia en muchos aspectos, pero el más crudo es el de la relación con el propio Spiderman –conviene no olvidar que en el comic, el padre conoce la identidad de Parker y nunca le pide que se aleje de su hija- un  hombre americano por excelencia que da cabida a un patriotismo histriónico por la defensa de una bandera y las normas. Todo con tópicos malsanos –incluidos el de la supuesta redención en las últimas palabas-.

Escoger un villano como el lagarto entraña también sus riesgos y más si por momentos parece que el espectador forma parte más de un videojuego que de una película –desaconsejable verla en 3D, otra vez que engañan sin pudor-. Su presencia es más propia de una animación que de otra cosa que simule su presencia real. Nuevamente la señorita Gwen Stacy es pieza fundamental en el entramado al trabajar para el doctor Connors, que a su vez era socio del padre de Parker –todo queda en familia-.

El espíritu del 11-S tiene calado en la película y las escenas de colaboración ciudadana son lamentables –fundamentalmente la escena de las grúas y sus operarios-.

También tiene momentos con sentido del humor, y eso se agradece, como la escena del metro en la que Parker de un modo curioso comienza a darse cuenta de sus poderes; de ahí a controlarlos y a crearse su lanzaredes pasan pocos minutos –de nuevo el ritmo es difuso-  o la foto detalle del tío Ben en su juventud como apuesto 'gigolo' posteriormente transformado en hombre de la casa y la unidad familiar.

Es una pena que el guión no se haya trabajado con mayor tesón, más bien, parece como si hubiesen deseado alejarse de lo propuesto por Reimi y a su vez estar cerca… pero no, se queda muy lejos de cualquier parte. Es posible que una opción más acertada hubiese sido rodar una historia de Spiderman sin tener que explicar su origen. Evidentemente no es como la calamitosa 'Spiderman 3' pero está lejos de 'Spiderman'.

Otro hecho curioso es que se descubre la identidad de Spiderman en numerosas ocasiones ¿buscan ofrecer un lado humano? Y salvo la tía May –demasiado joven por otro lado- y alguna persona más, todos saben quién es Peter Parker.

Marc Webb no se merecía esto y sólo hay que esperar que este derrumbe sin telaraña que lo amortigüe haya sido algo temporal y se le vea trepar por rascacielos más altos.

IVÁN CERDÁN BERMÚDEZ

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