'EL CABALLERO OSCURO: LA LEYENDA RENACE'. Nolan cierra a lo grande



CRÍTICA DE CINE

'El caballero oscuro: la leyenda renace'
(Christopher Nolan. Estados Unidos, 2012)


No es arriesgado afirmar que el cierre de la trilogía sobre Batman es la película más completa de la saga. Eso no resultaba en absoluto sencillo, teniendo en cuenta la anterior, pero sí, los pequeños inconvenientes que podía tener 'El caballero oscuro' han sido pulidos con oficio y talento. Esta tercera parte de la saga, pese a ser una gran película, resulta muy complicada  asumirla como ente único. Esa es otra de las virtudes que ha tenido Nolan al crear un enjambre bien estructurado de tres partes que, aunque funcionan perfectamente cada una por separada, cuando se aprecian en su conjunto el visionado gana enteros. Para ello ha ayudado, y mucho, el resultado de esta última película, la más compleja y redonda.

Nolan, como buen artesano, ha sabido conjugar comercialidad con intimismo. Es posible que de todas las películas que se hayan realizado sobre superhéroes sea la que haya de tomarse más en serio. Su planteamiento es ya un avance: se centra más en la persona –Bruce Wayne- que en su alter ego. De hecho, el propio Batman no llega a salir más que en un tercio de la película. Esa apuesta es arriesgada, pero al trabajar con una historia tan sólida, funciona. En principio no juega con el espectador ni le concede pensar que habrá una cuarta entrega. La película desde su inicio se aproxima a lo que es un claro punto final, pero como en todo, las cosas no siempre terminan radicalmente.  Esperemos que el caballero don dinero no haga de las suyas y le 'obligue' a regresar con algo que, sin duda alguna, resultaría impostado.

El comienzo es nuevamente directo, combina el efectismo con alguna reminiscencia a los principios de las películas de Bond. Le bastan unos pocos minutos –formula que le funcionó perfectamente para la presentación del Joker en la anterior entrega- para mostrar a un rival que está mucho más a la altura en cuanto a nivel físico para enfrentarse con el murciélago.

Situar la historia sólo ocho años después de donde concluye 'El caballero oscuro' se antoja tiempo insuficiente para mostrar a un  Bruce Wayne tan alicaído y falto de esperanza  como de estímulo. Se ha abandonado y siente nostalgia hacia un manipulado recuerdo que le aleja de sí mismo y de la vida pública.  Evidentemente hay un pequeño guiño –uno más en la saga- a Frank Miller y al 'Regreso del señor de la noche', pero para ello hubiese resultado más efectivo situar al héroe entrado en la cincuentena, en ese caso, todos esos 'esporádicos' problemas físicos habrían encajado mejor en la historia.

La trama avanza con cautela y a la vez astucia para que no existan fisuras y no dejar elementos sueltos, como pudo suceder en las entregas anteriores. La elección de Bane como villano resulta un acierto brutal. Pese a tener el listón muy alto por el Joker, el espectador asiste a un antagonista que posee un plan y que resulta terriblemente poderoso, ya que ni el propio Batman va a ser capaz de frenarle. Infunde un terror superior al del Joker –demasiado anárquico y sin la fuerza física de Bane- y el hecho de escoger a un actor tan polifacético en sus interpretaciones y en su aspecto físico como Tom Hardy consigue que el personaje esté compuesto sin fisuras al simular a la perfección su aparente falta de humanidad. El enfrentamiento entre ambos camaleones escénicos –Hardy y Bale- es muy sugerente. En el aspecto de las peleas, Nolan ha ido evolucionando: si en 'Batman begins' eran filmadas de un modo vertiginoso, ahora no, y se recrea mucho más: un acierto nuevamente. 

La progresión de los villanos ha venido marcada por Ra's al Ghul, personaje con una fuerza brutal que Nolan no supo rescatar de un modo acertado para  la primera parte dejando fuera muchísimos matices que lo hubiesen enriquecido notablemente –fundamental ir al comic para ver los lazos tan estrechos que le unen a Wayne- . En la segunda entrega se centró en el Joker y el resultado fue un notable éxito. Lo malo es que descuidó a Dos caras, dejándolo como una especie de señuelo cuya implicación es nula. Sin embargo, su otro yo, Harvey Dent, fue mostrado como nunca nadie lo había hecho, de ahí que cojee su transformación y sus propósitos. En esta tercera parte, nuevamente Ra's al Ghul es el foco indirecto sobre el que recae la responsabilidad de la destrucción. No importa que los orígenes de Bane y  su relación con Ra's al Ghul sean diferentes, Nolan lo lleva a su terreno y sale airoso.

Bane representa una voz cercana al presente y a los momentos de crisis ¿Y si todos decidiésemos ir contra los causantes del caos que hay en la actualidad?  El planteamiento es correcto y en lo que es el primer impulso se comprende su engranaje de argumentación, pero Nolan decide poner un punto extremista para que el espectador más susceptible no lo tome demasiado en serio –digamos que se aleja del mensaje brechtiano- y lo transforma en un terrorista con restos de humanidad.

También los personajes femeninos han ido evolucionando. El maniqueísmo de la Rachel de la primera entrega ha sido sustituido por Anne Hathaway  y la siempre enigmática Marion Cotillard para no caer en insulsos estereotipos  y lo consigue. En un principio podía asustar que se introdujese en la historia a un personaje como Catwoman, pero no sobra. Nolan ha conseguido darle el matiz necesario para que encaje sin recurrir a absurdeces –como las que hizo Burton en 'Batman vuelve'- y, sin esconder su origen –nuevo guiño a Miller-, aporta algo más que un pequeño granito a la destemplanza de Wayne. También es un acontecimiento positivo el que en ningún momento de la película se haga referencia a que su nombre sea el de Catwoman y eso se agradece, porque las etiquetas en numerosas ocasiones son ridículas.  Incluir a un actor como Joseph Gordon-Levitt  -hay que estar muy atento a su debut en la dirección con 'Don Jon's Addiction'- que interpreta a un huérfano recién ascendido a inspector con no pocos lazos de unión a Wayne, aporta un elemento importante en el organigrama de Batman. Los guionistas no han querido olvidarse de nadie, y pese a que su resolución es más que previsible, lleva el personaje a un grado de verosimilitud notable: otro punto a favor  de la historia.

Nolan ha sabido reunirse de un gran equipo: el artístico es evidente y el técnico es de una proeza digna de mención. La fotografía, la música, el diseño artísitico, los efectos especiales… nada es impostado. Todo difiere notablemente de otras películas del género –aunque es difícil situar a Batman dentro de un género concreto- en las que se tiene la sensación de estar jugando a la consola más que viendo una película.

Christopher Nolan ha marcado un camino con esta trilogía y será muy difícil que lo que se cree con otro superhéroe se aproxime al universo creado por este equipo. ¿Quién recoge el guante?

IVÁN CERDÁN BERMÚDEZ

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2 Comentarios

  1. Acertado, espero la crítica de Prometheus.

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  2. http://eldiadelespectador.blogspot.com.es/2012/08/el-simbolo-y-la-leyenda-del-ultimo.html
    mira a ver que te parece esta

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