'LOS AMANTES PASAJEROS'. Sin gracia y pretenciosa


CRÍTICA DE CINE

'Los amantes pasajeros' (Pedro Almodóvar. España, 2013. 90 minutos)

Almodóvar vuelve a dar otro paso atrás en su aventura como creador. Que su película pueda llegar a ser la más taquillera de Europa o del mundo  es un fenómeno más publicitario –lamentable la publicidad de su película en la ceremonia de los Goya- que de valor artístico. El planteamiento de base intenta estar ligado a un mundo aparentemente particular del director manchego que tan buenos resultados le ha dado en tiempos pasados, pero que en la actualidad no son más que burdos intentos de encontrarse con un género que ya no es capaz de abarcar con soltura bajo ningún concepto.

El propio inicio con sus amigos Pe y Banderas es una broma de mal gusto que ya sienta las bases de lo que será el desarrollo posterior. Es cierto que la de idea de plantear una aparente tragedia aérea sin que sea un dramón tiene una osadía que hay que reconocer, pero ahí acaba todo. Almodóvar decide jugar a realizar gracietas tópicas sobre gays, sexo, drogas, alcohol y diversas absurdeces, antes que preocuparse en tener un guión interesante para que la película sea algo.

No hay un solo momento en el que el espectador tenga la sensación de estar en un avión, todo podría englobarse más en una especie de 'sketch' televisivo que simula un avión. El pacto de ficción no es consistente en ningún concepto que pueda plantear su director. Con el presupuesto tan abultado que han manejado merecen un buen tirón de orejas. Los personajes son tan manidos y carentes de sentido que no tienen ni el mayor atisbo de sonrisa. Resulta inquietante que no tengan ningún matiz que los rescate de una banalidad tan absurda como inoperante -¿qué ha quedado del Almodóvar que conseguía crear grandes personajes?-. Por momentos la película parece una propia parodia de aquel Almodóvar, pero ya sin gracia o al menos transformada en casposa y sin ingenio.

Tampoco los temas aparentemente actuales tienen ninguna relevancia ni aportan ninguna visión chispeante ni original. No digamos ya los ecos a Bárbara Rey como Dominatrix en el cuerpo de Cecilia Roth. Lástima que el plantel de actores tenga que lidiar con algo tan ajeno a lo interesante. Destaca Raúl Arévalo, que ya venía siendo hora de que se despegase de su rol de chaval macarra para instalarse en el de gay –muy diferente al que interpretó en ‘AzulOscuroCasiNegro’. El resto del elenco es un suma y sigue a lo ya hecho.

Que todos los personajes terminen copulando, o siendo de repente gays, o teniendo visiones o extrañas eyaculaciones es algo que ya no sorprende en nada de Almodóvar, el problema se encuentra en el modo tan banal que tiene de mostrarlo. Hay que reconocer que sus películas se han transformado en un mero escaparate para filmar  a amigos,  actores guapos,  personajes que le hacen gracia –como la Terremoto- y a muy poco más.

También es verdad que algo del Almodóvar buen director queda, como puede disfrutarse en la secuencia del aterrizaje en ese aeropuerto vacío, corrupto y silencioso. ¿Por qué ya no querrá tomarse en serio este director su oficio y hacer lo que se le daba tan bien? Quizá regrese, pero eso sí, siempre a bombo y platillo. ¿Le nominarán al Oscar?
IVÁN CERDÁN BERMÚDEZ

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1 Comentarios

  1. el amigo de boyero19 de marzo de 2013, 6:05

    Crítica demasiado amable, incluso, para lo que realmente es este subproducto de tan poca calidad. Es imposible descubrir el pacto de ficción que hay que firmar para acercarse un poquito a 'Los amantes pasajeros'. Sus noventa minutos se hacen eternos. Lo único rescatable son los títulos de crédito.

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