'LA CASA MUDA'. Terror 'Polaroid'


CRÍTICA DE CINE

'La casa muda' (Gustavo Hernández. Uruguay, 2010. 77 minutos)
La singularidad es de inicio la mejor baza de 'La casa muda'. Es una producción uruguaya, industria de la que gotean las noticias, parte de una suceso real anclado a mitad del siglo XX y discurre, en principio, en un único plano secuencia, una potente apuesta del director Gustavo Hernández, debutante tras una larga trayectoria en televisión. Después del visionado esos condicionantes ya no parecen tan distintivos. Tras una primera media hora arrebatadora, que ratifica que para provocar terror no hacen falta demasiadas mimbres, manos y cámaras, 'La casa muda' se va estrechando en su intento de justificar situaciones y actitudes. Es una película en la que la forma le coge la delantera pronto al fondo, constituido por retales de una antigua tragedia real, la imaginería asociada a las casas encantadas y esa nueva ola de cine a oscuras, distorsionado, agitado y en primera persona que creció y maduró tras 'El proyecto de la bruja de Blair'.

La fotografía se alza como el mejor aval de 'La casa muda'. La dirección aprovecha al máximo la luz, la manipula, distorsiona y la funde con una cámara que es otra protagonista más. La iluminación crea terror, aunque a veces incurra en recursos que ya no son novedad (la Polaroid como linterna). La idea del plano secuencia aporta además una total identificación con el personaje principal, la joven Florencia Colluci, creíble a lo largo de todo el metraje y con buen pulso para soportar el peso de la historia y la sombra perpetua de la cámara.
Pese a flaquear en el desenlace (no ata cabos sueltos trascendentes para dotar de lógica al conjunto), 'La casa muda' se erige como una magnífica muestra de que para aterrorizar puede ser suficiente una idea simple si se le rodea, como es el caso, de una interpretación sólida, una cámara expresiva y una atmósfera asfixiante. En todo caso, además, cuenta con otro aval. Apunta y dispara, no pierde el tiempo y exprime al límite sus exiguos setenta minutos, cine Polaroid.

RAFAEL GONZÁLEZ

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