'LOS ÚLTIMOS DÍAS'. Típica e indiferente



CRÍTICA DE CINE

'Los últimos días'. (Álex y David Pastor. España, 2013. 100 minutos)

La exitosa carrera de los hermanos Pastor en el mundo del cortometraje les ha llevado a dirigir una película con tan poco tino como prototípica. El mundo apocalíptico siempre tiene buena acogida en el universo de las productoras porque suelen ser un buen reclamo para llenar salas. El claro problema, que es ya angustioso, es la falta de ideas que existen para realizar algo que merezca la pena y que no se haya visto ya en tantas ocasiones. 
 
Los hermanos Pastor no han sido una excepción y han combinado todos y cada uno de los tópicos para conformar ‘Los últimos días’. No hay nada en los cien minutos de metraje que no suene impostado. Es una pena, porque podían haber aportado algo que realmente mereciese la pena, pero no. Hay ciertos ecos a ‘El incidente’ de Shyamalan pero en la película española son aún más descabellados los encabalgamientos del guion.
 
El uso abusivo de reiterados 'flashbacks' no es más que un recurso para intentar dar un sentido a una historia que tiene tantos flecos sueltos como una dirección que aporta muy poco a cada revés al que se van enfrentando los protagonistas. Lástima que se haya recurrido a conversaciones tan tópicas y a tantos lugares comunes para que todo se vea abocado a una previsibilidad tan innecesaria como carente de argumentación. 
 
Jugar con el mundo del trabajo y enfrentar o más bien aunar a un devorador de empresas o limpiador de personal con un chaval –que ya no lo es tanto- que tiene miedo laboral y a su propia vida no ofrece ningún aliciente. Tanto José Coronado como Quim Gutiérrez no logran que sus personajes sobrevivan a los tópicos envueltos en coincidencias superficiales. De los secundarios es mejor no mencionar nada porque el guion les acota cualquier tipo de desarrollo.
 
Tampoco el aspecto técnico merece mucha consideración. Los efectos quedan tan lastrados que el olor a croma llega a ser tan patente como hiriente. No hay verosimilitud en las imágenes. No quieren jugar con la incógnita, pretender dar todo tan mascado al espectador que dejan sus imperfecciones al descubierto de un modo que alejan al espectador de cualquier acercamiento posible.
 
Esa pretensión de vuelta a una especie de mundo prehistórico sin luz ni agua es muy absurda. La parte final de la película con una fotografía que parece recrear imágenes de un Cristo redentor en la figura de Quim Gutierrez en busca de su amada, que milagrosamente subsiste contra pronóstico, es otro punto a restar.  Es una pena que los hermanos Pastor no cogiesen como referencia a Haneke con ‘El tiempo del lobo’, ese apocalipsis sí producía terror.
 
Al menos a los directores, si les respalda la taquilla, podrán hacer otra película, eso sí, que trabajen el guion.
 
IVÁN CERDÁN BERMÚDEZ 

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