'IN THE FLESH'. Demasiado humano




CRÍTICA DE SERIE DE TELEVISIÓN

'In the Flesh' (Johnny Campbell. Reino Unido, 2013. BBC, 3 episodios)

Sin entrar en comparaciones, provoca envidia el acabado, riesgos y resultados de la mayor parte de las series producidas por la BBC británica. ‘In the Flesh’ es el ejemplo más reciente, una miniserie de tres capítulos dirigidos por Johnny Campbell (‘Shameless’). La idea del proyecto se nutre de un fenómeno que pasa por un momento gozoso a nivel de incondicionales. Los zombis sirven de contrapunto metafórico perfecto a la situación moral y ética que atraviesa la sociedad en la actualidad. Aparte de este ahora carente de dignidad, el mayor porcentaje de mérito se le debe adjudicar a ‘The Walking Dead’, cazadora de audiencias desde la sangre y la ética al borde del abismo. ‘In the Flesh’ coge impulso a partir de ese punto para lanzarse por otras vías. Aquí apenas aparece la hemoglobina, no hay sustos ni los personajes se ven obligados a tomar decisiones entre la vida y la muerte. Todo resulta más mundano, casi de andar por casa, lo que no le resta trascendencia al resultado, solo suma a favor de un componente realista que no se suele esperar en una serie que no deja de estar protagonizada por un zombi.

El punto de partida de ‘In the Flesh’ es sumamente sugerente, el reverso a ‘The Walking Dead’. Tras la resurrección de los fallecidos justamente dos años atrás se libró una cruenta batalla (llamada el ‘Amanecer) entre muertos vivientes y humanos. La victoria fue para los vivos, que investigaron a los supervivientes zombis hasta encontrar una cura. Ahora se les encasilla como pacientes del Síndrome del Parcialmente Muerto. Han peleado con los humanos, se han comido a muchos de ellos y ahora, ya curados, deben volver a casa, a reconstruir un presente. En ese después arranca ‘In the Flesh’, con la vuelta al hogar de Kieran, un joven que se suicidó y debe volver a un pueblo al que afectó duramente el ‘Amanecer’ y a una entorno familiar donde todavía hay demasiadas heridas sin cicatrizar.

Toca tanta variedad de temas ‘In the Flesh’ que decantarse por uno para analizarla la desvirtuaría. Habla, casi grita, como pocas, aunque en escaso tiempo, de los problemas de la adolescencia, de las relaciones entre padres e hijos e incluso entre hermanos, de homosexualidad e inadaptación por diferentes causas. En una segunda capa aparece el integrismo religioso, los falsos héroes surgidos en tiempos difíciles y el hermetismo de las sociedades rurales, lo que coloca a ‘In the Flesh’ como sacada de la mente del mejor Stephen King.
 
En todo caso, se queda a medias y deja la sensación de que hubiera necesitado de un mayor número de capítulos, una temporada completa como mínimo, dado lo apresurado que se desarrolla el tercer bloque. Es cierto que la serie se cierra adecuadamente, aunque apenas perfile personajes que lo pedían a gritos, como Phillip y Amy (atención a esa relación sexual, entre la broma y la gravedad, convenientemente pasada por elipsis). Pero tal conjunto temático hace que denominarla serie de zombis sea reduccionista e injusto. La ciencia-ficción está relegada completamente a un segundo plano, casi desaparecida tras la presentación, y no hay explicaciones a las dudas que pudiera haber simplemente porque no hay necesidad de preguntar. Todo, en definitiva, demasiado humano en esta serie de zombis, la vida misma.
 
RAFAEL GONZÁLEZ

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2 Comentarios

  1. La relacion sexual de amy con philip no es necrofilia? ella no esta como "podrida " por dentro?

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  2. Desde luego que lo que plantea esa relación es controvertido, porque está envuelta de sentimientos reales, incluso en lo fisico. En ese sentido el uso de la elipsis es ejemplar. Veremos hasta dónde se llega.

    Carcomero

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