'ELYSIUM'. Bienvenidos a la raza humana



CRÍTICA DE CINE

'Elysium' (Neill Blomkamp. Estados Unidos, 2013. 109 minutos)

El sorprendente debut de Neill Blomkamp con ‘District 9’ ya apuntaba un talento desmesurado para combinar crítica social con ciencia ficción. Todas las cualidades que poseía el guion se veían recompensadas por una dirección dotada de clase, efectismo y excelente manejo del tempo fílmico. ‘Elysium’, pese a tener una primera hora que roza la brillantez, se deja atrapar por ese presupuesto enorme que ha tenido y que de un modo u otro le obliga a realizar guiños a una comercialidad que hace que la película no pase la catalogación de algo más que correcta.

Con John Carpenter como instructor de ciertos aspectos argumentales –fundamentalmente de ‘2013: Rescate en Los Ángeles’- Blomkamp sitúa en Los Ángeles –extendible a la Tierra- ese lugar residual repleto de delincuencia y de malos trabajos, en el que habita la gente de clase media y baja que no ha conseguido el pasaporte que les permita vivir alejados de un mundo contaminado en el paraíso creado para los ricos, llamado Elysium. En esa primera hora se juega con las pateras a modo de naves que intentan colarse en el paraíso porque ya no tienen nada que perder en un planeta que está terminal. Los cambios de acción y el dinamismo anuncian otra proeza visual que comienza a decaer cuando todo se vuelve tan normal que realmente se puede llegar a pensar en ciertas razones de peso para que todo se desinfle.

Los personajes, bien presentados, se difuminan para transformarse en tópicos chirriantes. En esa galería de prototipos se lleva la palma una Jodie Foster que únicamente se emula a sí misma en su papel de ‘Plan oculto’ llegando a ser un tanto histriónica sin aportar ese temple que una vez tuvo. Matt Damon siempre sale airoso, aunque tampoco ofrezca nada nuevo, pero es un actor que funciona y la taquilla lo agradece. Lo más fascinante es volver a disfrutar de un actorazo como Sharlto Copley –que protagoniza también la nueva película de Blomkamp, ‘Chappie’- y aunque por momentos exagera, nunca están de más sus muecas y los rincones oscuros que muestra de un personaje un tanto corto de guion.

Se juega con las añoranzas, el querer lo que no se tiene y ciertos amores de infancia que llega a ser un reclamo para cierta gazmoñería que incluye enfermedades que solo se curan en ‘Elysium’. Los revolucionarios con aires de grandeza se cuelan también en una sociedad resquebrajada de millonarios que quieren la vida eterna en un reducto del espacio.

La fotografía y el montaje son elementos muy buenos que aliados con la habilidad en la dirección componen una película con una más que solvente factura pero de guion insuficiente. Ese juego de realidades sumergidas con la actualidad del momento se enunciaba con mucho poderío, pero las garras de caer en la presa fácil de la comercialidad han herido a un producto que no hay que olvidar es tan digno como talentoso.

IVÁN CERDÁN BERMÚDEZ

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