'MUCHO RUIDO Y POCAS NUECES'. Shakespeare siempre funciona


CRÍTICA DE CINE

'Mucho ruido y pocas nueces' (Joss Whedon. Estados Unidos, 2012. 108 minutos)

Para Marga

Joss Whedon ha demostrado que sabe rodar con maestría. Pese a que la fantástica adaptación de la obra que ya realizara con tremendo éxito Kennet Brannagh parecía  haber sentado cátedra sobre el texto y que ya nadie sería capaz de atreverse a una nueva versión, Whedon ha dejado constancia de estar a la altura y ofrecer un proyecto de altísima calidad con el espíritu presente de Shakespeare pululando por una mansión.

La secuencia inicial en la cama permite que el desarrollo de parte del enredo esté completamente justificado y la relación entre Benedicto y Beatriz no tiene que recurrir a demasiado artificio pese a que se pueden perder ciertos momentos interesantes, ya que estos quedan enunciados y demuestran inteligencia en la puesta en escena. El trasladarlo a un presente reconocible y al blanco y negro consigue que las palabras del escritor bardo se acoplen a la perfección sin tener que justificar nada. Todo encaja en ese engranaje creado por un Whedon que adapta y dirige con una intuición y un despliegue de talento y amor a la obra que conforma un producto de notable resultado.

Las interpretaciones son un deleite, la fotografía también, las escenas de las fiestas y los planos en conjunción con una eficaz banda sonora, que se integra en ese ritmo que impone un montaje hábil y cuidado, consiguiendo una vez más que un texto de Shakespeare sea un producto de garantía en cualquier contexto con independencia de la época en la que se sitúe.

Hay tanta ironía, humor, recelo, crueldad y amor en todo el proyecto –rodado en 12 días en la casa del director- que demuestra que un cine de calidad puede hacerse sin recurrir a esos espasmos económicos y despliegues técnicos que en demasiadas ocasiones dificultan las cosas.

Lo fundamental  es realizar una buena película y tener un distribuidor de garantías. Está claro que a Whedon le viene  bien rodar productos menores como ‘Los vengadores’ para conseguir dinero y hacer pequeñas joyas como esta. Una película imprescindible para todo aquel que quiera acercarse al universo del ser humano con sus controversias, sus anhelos y sus caricias… al fin y al cabo el amor siempre gana, eso sí, sin moralejas vacuas.

IVÁN CERDÁN BERMÚDEZ

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