'EL POLICÍA DE LAS RATAS'. Más cerca de una lectura dramatizada


CRÍTICA DE TEATRO

'El policía de las ratas'
Autor: Roberto Bolaño
Adaptación y dirección: Àlex Rigola
Escenario: Teatro de La Abadía (Madrid). Hasta el 23 de febrero

El éxito y el buen hacer acompañaron a Rigola en la puesta en escena de ‘2666’. Tras una serie de montajes más bien olvidables como ‘Coroliano’, ‘Macbeth’ y ‘Maridos y mujeres’, el director catalán ha decidido regresar al terreno que más éxito le dio: adaptar a Roberto Bolaño. ‘El policía de las ratas’ realmente no es una puesta en escena, más bien se trata de una especie de lectura dramatizada –sin que se lea- con una mínima acción. Se ha respetado lo escrito por Bolaño, pero la atención del espectáculo se centra únicamente en las palabras del escritor y no en lo ingeniado por el director. Es posible que la confianza de Rigola en el texto se traduzca en sentar a los actores en dos sillas frente al público y que ambos reciten el relato e interactúen en los diálogos que existen, a veces con micrófono.

La escenografía, casi desnuda, está compuesta por una rata de dimensiones gigantecas y una bolsa con sangre acompañada de un angustioso goteo. Esta idea es notable, pero se difumina por la falta de asumir riesgos para la puesta en escena de un relato tan hipnótico. La actuación de Andreu Benito es más que notable. Benito es un actor tan sumamente bueno que cada papel que interpreta es un verdadero descubrimiento. En esta ocasión da vida a todos los personajes que acompañan a Pepe el Tira en su investigación. Cada uno de ellos posee su propio estatus, sin que se parezca a los demás. Por el contrario, en esta ocasión la interpretación de Joan Carreras suena demasiado impostada y sus diferentes tonos parecen emular el doblaje de cualquier película protagonizada por el personaje  detectivesco de Philip Marlowe.

El texto posee un ritmo hechizante y Rigola parece optar por intentar encandilar al espectador con un montaje más cercano al audiolibro que a una puesta en escena. No ocurría lo mismo con la primera parte de ‘2666’, la de los críticos, que pese a ser fundamentalmente discursiva sí poseía cierta acción necesaria.  Quizá el éxito que está cosechando el director en Venecia le haya cambiado su forma de proceder o de enfrentarse a las adaptaciones. Anteriormente ‘Ricard 3’,’Santa Juana de los mataderos’, ‘Julio César’, ‘Tito Andrónico’, ‘2666’ poseían frescura e irradiaban originalidad. Sin duda alguna queda muy poco de eso o casi nada en la actualidad. Al menos, lo que nunca se perderán son las palabras de Bolaño.

IVÁN CERDÁN BERMÚDEZ

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