'W UKRYCIU' ('In hiding'). Pasión, guerra y crimen


CRÍTICA DE CINE

'W ukryciu' (Jan Kidawa-Blonski. Polonia, 2013. 102 minutos)

Hay un filón en el tema de la ocupación nazi de Polonia durante la Segunda Guerra Mundial y el cine polaco no deja de visitarlo. ‘W ukryciu’ (‘In hiding’) es un nuevo largometraje sobre el tema que, sin salirse en líneas generales de planteamientos convencionales, sí se adentra en otras cuestiones que demuestran más riesgo. La propuesta es otro trabajo de época, detallista en la recreación de una atmósfera, preocupada por las formas y, aquí la novedad, visceral al adentrarse en las motivaciones que mueven a sus protagonistas, fundamentalmente las referidas a los débiles hilos del amor. La ocupación no enfría a estos personajes, sino que aviva sus sentimientos y frustraciones, hace hervir lo que llevaba tiempo inmóvil. La guerra es, en este sentido, el marco cerrado, opresivo y siempre tras la cortina, en el que los corsés y las apariencias ya no importan.

Ofrece otra novedad ‘W ukryciu’, el escenario. No es una localidad importante ni tampoco pertenece al ámbito rural. Es Radom, entre Varsovia y Cracovia, ciudad gris y de pocos alicientes, donde se fragua una historia de pasiones extremas. ‘W ukryciu’ cruza cuestiones sociales (la vida diaria en la Polonia ocupada, la persecución de los judíos) con otras de cariz sentimental (la soledad, el desarraigo, los sueños rotos). Y ahí es por donde se escapa el interés que pueda generar esta película, que se revela excesiva y a la que pierde la ambición. Le falta desarrollo al guion, más tiempo para perfilar personajes, aire, que respiren y se salgan del arquetipo. No vale justificar el comportamiento de la protagonista por un trauma de la infancia del que se da constancia en una onírica escena al principio. Hacen falta más detalles y sutilidad a la hora de construir una personalidad tan ambigua y a la vez tan poderosa como la suya.

En la que es su segunda película tras ‘Rózyczka’, Jan Kidawa-Blonksi saca una nota por encima de la media en cuestiones técnicas. La casa en la que transcurre la cinta asfixia, parece sacada de la mente del Polanski más perverso. La iluminación cumple un papel básico, es otra protagonista al marcar la frontera entre lo que ocurre en el interior y el exterior. Las interpretaciones en los papeles principales son sólidas, destacando el añadido exótico de Julia Pogrebinska, y nada merma el potencial de la producción por ese lado. Es el argumento lo que no termina de convencer, resumido en ese epílogo embarullado construido alrededor de una trama a la que hasta entonces no se le había dado relevancia. El cine es un todo en el que si una parte cojea puede contagiar al resto, como demuestra ‘W ukryciu’.

RAFAEL GONZÁLEZ

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