'EL ADOQUÍN AZUL'. Francisco González Ledesma




CRÍTICA LITERARIA

'El adoquín azul'
Autor: Francisco González Ledesma
Editorial: Menoscuarto
Páginas: 80



POESÍA DE LA AUSENCIA

Francisco González Ledesma es un escritor notable. Maneja su oficio con sabiduría y sabe moverse entre géneros diferentes. Es el caso de las novelas del Oeste y espionaje y de historias de distinto rango y dirigidas a otro público que se podría considerar  más selectivo. El resultado siempre ha sido acertado y ‘El adoquín azul’ supoe una nueva muestra. De nuevo Ledesma regresa a Barcelona –si es que se había ido- y a sus calles plagadas de olores, sonidos y referencias generacionales para contar en ochenta páginas una historia que no deja de ser una evocación al amor y a la búsqueda entre las cicatrices de una guerra. 

Todo está situado en 1945 y contado por medio de una especie de narrador omnisciente que se dirige a alguien llamado ‘Señor’, lo que lleva a un juego de referencias religiosas, si se quiere, o de un ser supremo que todo lo ve, para relatar los avatares de ese traductor y poeta que transita por una ciudad en la que las balas caen sin justificación alguna. Un disparo en su cadera le lleva a conocer entre oscuridades y sombras a una mujer que le cura las heridas pero que abrirá otras más adelante. El exilio, el anhelo, la pena, las palabras, las humillaciones, los viajes, los libros y siempre la poesía dan refugio a unas frases tan bonitas como lacerantes. Sin que la sombra de Gabriel Miró campee por sus páginas, Ledesma emplea un leguaje cuidado y demasiado poético en ocasiones pero que no desentona en absoluto. Pese a ser un thriller, ‘El adoquín azul’ es mucho más que eso. Cuenta lo que ha de contar y no se alarga en nada que no aporte.

El situar la historia en dos tiempos ofrece el calado del sentir que no caduca y el caos emocional que pueden llevar las búsquedas infructuosas.  Historias que sucedan en la posguerra hay muchas, pero la habilidad de Ledesma reside en contar algo diferente, repleto de detalles sustanciales y de mucho amor. Bien podría ser una novela que termine siendo cinematográfica debido a que encontrarse con textos tan pulidos y acertados es un absoluto regalo para los productores y más si sitúa en una época convulsa.

‘El adoquín azul’ es una buena novela que condensa lo que es una vida. Profundiza en esos caracteres que llevan la herida con maestría y sin resultar jamás reiterativo. Hay que añadir que su final es coherente y ajstado. Francisco González Ledesma mantiene un pulso narrativo preciso y conoce a la perfección donde poner el punto final.

IVÁN CERDÁN BERMÚDEZ

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