'MOUNT ZION'. Cuando el inmigrante crea


CRÍTICA DE CINE

'Mount Zion' (Fernando Carmona, Carlos Delclós, Núria Campabadal. España, 2014. 25 minutos)

Esta podría ser la historia de un desalojo que se negoció como social y que el Ayuntamiento de Barcelona convirtió en policial enviando a 385 policías en cincuenta y cinco furgonetas a las seis de la mañana del 24 de julio de 2013. Terminaba así, tras el incumplimiento de varias promesas, el proyecto de Mount Zion en el barrio de Poble Nou, las aspiraciones de trescientas personas, en su mayoría inmigrantes africanos de diversas nacionalidades, que habían construido entre todos lo que fue el espacio “okupado” más grande del estado español.

Pero es la historia de Khebara Drame, de Mou, de Mamadou, de Edi Mulong, de Ibrahima Seydiu, la historia de gente con nombres propios, de un colectivo que decidió recuperar la vida que las instituciones le negaban.

Partiendo del establecimiento inicial de un negocio de chatarrería van surgiendo en la nave otras actividades, se van estableciendo artistas plásticos, músicos o artesanos. Se abren incluso cafeterías, restaurantes o discotecas que al contrario que las más exclusivas de la ciudad no ponen problema a la entrada de “negros”, se montan cooperativas.

El documental se acerca a esta nave, dando voz a sus protagonistas, dejando que sean ellos los que nos cuenten cómo han construido y cómo han vivido ese espacio y lo que creen que vendrá con el desalojo. Lo hacen a través de cinco capítulos en los que no dan su opinión, la única voz es la de los que formaron parte de Mount Zion, su cámara no da su opinión (aunque como dijo Godard: el lugar dónde se pone la cámara es política) ni se busca la de la parte contraria, ese no parece ser el objetivo, no quieren discutir la legitimidad de la ocupación, quieren mostrar a quienes vivían allí como lo que son, personas capaces de crear, de construir.

Delclós, Carmona y Campabadal demuestran que hacer un documental independiente no significa amateurismo, mostrando un trabajo (de aproximadamente veinticinco minutos) de una buena factura técnica, aprovechando sus  recursos y conociendo los límites impuestos por esta independencia. Una pieza  que se puede insertar en la oleada de documentales que golpean la cara amable de Barcelona, tales como 'Ciutat Morta', 'La derecha, la izquierda y los ricos' o 'Bye, bye Barcelona'.

Las imágenes del desalojo son esa bofetada a una ciudad que se vende como tolerante, amable y moderna. Pero sin embargo, no se trata de una mera denuncia, casi es más una celebración: la de la capacidad de unas personas para organizarse y establecer lazos de solidaridad, Mount Zion no era un espacio idílico habitado por artistas bohemios, era el refugio de unos inmigrantes ilegales que bordeaban la marginalidad pero que creaban una comunidad. Se le puede criticar que no dé voz a la parte contraria, a la familia del inmueble, al Ayuntamiento. El mensaje es otro, quizás que la dignidad no la den unos papeles.

BENJAMÍN JIMÉNEZ

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