'DIÁLOGOS DE MI ABUELO'. La sabiduría de la tierra



CRÍTICA DE CINE

'Diálogos de mi abuelo' (Dorleta Murguialday. España, 2014. 9 minutos)

Con quietud, sosiego y temple elabora Dorleta Murguialday ‘Diálogos de mi abuelo’. Y en lo alto, a modo de corona, coloca otra virtud, la sencillez, servida como doble homenaje: tanto al protagonista absoluto de la obra como a un estilo de vida del que el tópico, tantas veces en lo cierto, afirma que lentamente desaparece y se difumina entre el ruido y la vorágine de la sociedad contemporánea.

La pieza de Murguialday rebosa naturalidad. Verdad es la palabra. Hay tanta que hasta la directora entra en plano en la mejor secuencia del conjunto, aquella en la que comparte manzana y breves reflexiones con el protagonista. “Dentro de unos siglos podrán saber cómo era yo”, afirma Miguel Polaina, el abuelo que da título a este cortometraje documental de nueve minutos. Y sin ser consciente pulsa con la clave de la propuesta, ese choque entre un ahora arrollador y un antes diferente, simplemente hecho a otro ritmo, basado en otros medios, fuente de diferente sabiduría. Son las manos surcadas de arrugas del trabajo en el campo, la exactitud llana de sus reflexiones y esa mirada al horizonte típica del que nunca bajó la cabeza pese a los trances de la vida los bastiones que dotan de veracidad a su afirmación. Todo en compañía del otro pilar de la propuesta, los sonidos que provienen del campo, tanto los propios de la naturaleza como los de la maquinaría, en una conjunción que da muestra de que el progreso se extiende mucho más de la urbe, aunque a veces no lo deje fluir. Es un aspecto que se ha cuidado mucho, por lo que hay que dejarse llevar y disfrutar escuchándolos.

Dorleta Murguialday ha conseguido así transmitir el doble propósito con el que partía de inicio, logrando un equilibrado retrato tanto de su abuelo como de un tipo de vida que, afortunadamente, sigue y estará ahí, incluso dentro de unos siglos. 

RAFAEL GONZÁLEZ

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