'MEDIDA POR MEDIDA'. A un paso de la magia



CRÍTICA DE TEATRO

'Medida por medida'
Autor: William Shakespeare
Dirección: Declan Donnellan
Producción: Cheek by Jowl / Teatro Pushkin
Teatro María Guerrero (Madrid

"Abriendo las cicatrices donde muerden los recuerdos" (Manuel Ruiz Amezcua)

La indispensable visita a España de la compañía de Declan Donnellan y Nick Ormerod, Cheek by Jowl, se ha saldado con una apuesta en ruso sobre la extraordinaria obra de Shakespeare ‘Medida por Medida’. El talento de Donnellan siempre consigue sacar aspectos deliciosos de los textos del escritor inglés. No adapta nada, simplemente ajusta, el lenguaje es el que es, pero las propuestas que realiza en compañía de Nick Ormerod son tan originales como efectivas.

´Medida por medida’ es un texto tan suculento como agresivo. Es complicado saber a qué género pertenece. El drama engancha con la comedia y ambos fluctúan de la mano otorgando risas y clavando puñales por parte iguales. Todo gravita en límites extraños y las situaciones revierten con desparpajo. La naturaleza humana queda al descubierto, nada la salva, ni siquiera la fe. 

El escenario está compuesto por cinco cubos –posteriormente girarán- de color rojo y rotando alrededor de ellos el elenco, presente en la hora y cuarenta de montaje, se desplaza y asiste como un coro o un espectador que sufre, sonríe y se integra en el drama. De este modo, las transiciones son brillantes. Pocas veces se verán obras que las realicen de un modo tan vertiginoso, original y deslumbrante.

El color rojo denota pasión, sangre, entrega, muerte, más pasión, lágrimas y amor. Todo esto es ‘Medida por medida’, de ahí que llame la atención la reducción del texto por la que han optado. En las obras grandes,  y concretamente en las de Shakespare, reducir su duración no suele implicar que reste vigencia o fuerza al texto, pero en esta ocasión se pierden bastantes detalles que resultan determinantes en los personajes y en sus diferentes evoluciones. Como viene siendo norma en las propuestas de Donnellan, los actores están soberbios, pero se hubiesen agradecido mayores matices textuales en el personaje de Isabel. El cambio vital que atraviesa desde el convento a su nueva vida es brutal. El pasado también está a cuestas, como puede verse en la conversación con su hermano condenado. ¿Qué le ha pasado a esta mujer? ¿Cómo cambia tanto? ¿Qué es exactamente lo que le sucede interiormente para terminar siendo el capricho de un gobernante? Es una lástima que en esta apuesta no se le otorgue un aspecto más a esa montaña rusa emocional que es Isabel. Tampoco se presta demasiada atención a Bernardino, sus reflexiones son determinantes para entender lo que es una parte de la vida, no importa el siglo.

La muerte, los caprichos, los enamoramientos, las vejaciones, los engaños, los chantajes emocionales, el vacío, el miedo y el perdón. ‘Medida por medida’ no esconde lo que es. Desde el comienzo ya se enuncia la incomprensión gubernamental. Esos caprichos son llevados al extremo por Ángelo, que aparentemente cae en su trampa sangrante. El vicio acompañado del chantaje ofrece grandes momentos a Donnellan para generar situaciones morbosas y extraordinarias, siendo la más destacable en la mesa de Angelo con Isabel. El pequeño problema, por decir uno, en este montaje excelente, es que Declan Donnellan y Nick Ormerod se han quedado en medio de una propuesta más definida, si cómica o trágica: la obra es ambas cosas. La reducción del texto podía inclinar la balanza en una de las dos direcciones, aunque parece que han tirado por la comedia –solo sonrisas-. Esto no es del todo cierto, pero la conjunción de ambos géneros no tiene el calado que posee un texto desconcertante y de nuevo actual.

La música vuelve a ser un punto crucial en todas las encrucijadas emocionales que se dan lugar. Su empleo es tan delicioso como efectivo. La iluminación también es sobresaliente. El espacio escénico rebosa creatividad. De nuevo ponen de manifiesto ese menos es más que tan buen resultado les ha dado –no olvidar a Peter Brook en este apartado-.

El final resulta un tanto precipitado, aunque los elementos cómicos funcionen por medio de Vicentio –no se saca todo el partido cómico en su primera escena con el Duque- personaje caradura en la que su realidad queda reducida a sexo y muerte, pero fiel a lo que quiere y a sí mismo. ¿Quién es más caprichoso, Ángelo o el Duque? Hay un sinfín de preguntas que Donellan ha decidido no plantear, una opción muy respetable.

‘Medida por medida’ es un montaje exquisito, aunque no sea tan exuberante como otros de Cheek by Jowl. Resulta sumamente placentero ver cómo se trata una obra clásica desde la actualidad. España aún está lejos de ello y sigue condenando el verso a montajes lastrados por el ayer. ¿Se atreverá Donnellan con un Lope o un Calderón? Urgiría realmente.

IVÁN CERDÁN BERMÚDEZ

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