'LA NOVIA' Luz y algún instante



CRÍTICA DE CINE

'La novia' (Paula Ortiz. España, 2015. 93 minutos)

Escoger ‘Bodas de sangre’ y trasladarla al cine no tiene por qué suponer un desafío. El riesgo viene en intentar hacerlo con ambigüedades y pretenciosidad. La focalización de la obra de Lorca no admite  alevosías a medias. O se es osado y se adapta permaneciendo únicamente fiel al espíritu o se respeta la partitura original. ‘La novia’ opta por no fijar un rumbo que vaya más allá del preciosismo y las palabras de Lorca quedan ahogadas en los paisajes de Huesca y la Capadoccia. Esa conjunción de elementos que intentan compaginarse con cierto arraigo andaluz consiguen que la película deambule sin una personalidad firme. 

Paula Ortiz esta vez no ha optado por unir tres cortometrajes como ya hiciese en su debut, ‘De tu ventana a la mía’  (2011). Escoge la solidez lorquiana para alterarla pero no llega a mostrar empaque alguno en su unidad. El abuso de cámara lenta y los devaneos emotivos no llegan a consolidarse. La crudeza se poetiza sin razón aparente.

La dirección de fotografía sí es un elemento a destacar. Miguel Amodeo vuelve demostrar su talento e impregna de un color lacerante a toda acción. Es un disfrute ver la evolución de la luz en la historia. El reparto es tremendamente desigual. Inma Cuesta y Carlos Álvarez-Nóvoa defienden sus personajes con entereza. Luisa Gavasa se pierde en cierto exceso –motivado por la adaptación- y el resto se muestra desdibujado. La banda sonora no encaja y resuena tan alejada a lo que cuenta que empalaga.

‘La novia’ tiene un elemento crucial para su triunfo: la ansiedad reflejada por Inma Cuesta en su agonía emocional. La falta de oxigeno y su irracionalidad física sí es verosímil.  La fusión de coches, caballos y vestimenta no permiten que las palabras de Lorca calen en ese tormento del sentir en el que pasado, muerte y sangre jamás se dan la mano.

IVÁN CERDÁN BERMÚDEZ

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