'AIRE SIEMPRE DE VIAJE'. Lo que es mejor no decir




CRÍTICA DE TEATRO

'Aire siempre de viaje'
Autora: Sara García Pereda.
Dirección: Pablo Canosales.

El Umbral de  Primavera (Madrid).


El texto de Sara García Pereda ya había sido publicado por la editorial Esperpento Ediciones Teatrales.  Este acontecimiento ya indica una propuesta valiente por el teatro que se viene realizando en la actualidad. La obra en su estructura posee cierto paralelismo con ‘Traición’ de Harold Pinter. El conflicto emocional avanza, regresa y jamás se queda inerte. 

La dirección de Pablo Canosales unido al acortamiento del original, consiguen que la acción posea un mayor dinamismo y que el texto no se vea lastrado por ello. Más bien, se potencia una intencionalidad de desconcierto emocional que ayuda a que el espectáculo avance sin freno.  Las fluctuaciones temporales son un acierto y están bien resueltas escénicamente. Nunca generan confusión en el espectador. Se asiste a lo que han compartido dos personas. Fricción, sentir, distancia, miedo, preguntas no formuladas, respuestas ajenas y el paso del tiempo. 

El qué hubiese pasado si… es la tónica que reina en el transcurso de las diversas situaciones. Finalmente, todo son decisiones: viajar, no viajar, ir, no ir, pintar, decir, callar. Para ofrecer cabida a toda esta amalgama sentimental, Canosales, opta por una escenografía altamente resolutiva y con ecos a Kandisky, creada por Laura Costero y Tania Tajadura. El suelo es de pizarra y sobre él dan rienda suelta a conjugaciones numéricas ambos personajes. El hecho de que Nadia sea pintora -además de animadora- sirve a las mil maravillas para tal recurso escénico. Ambos hablan de sus anhelos. Fer, con su bici a cuestas, Nadia con sus pinceles y su arte. Ninguno comprende al otro en lo que son sus sueños, pero se esfuerzan y fracasan, pero no importa. Ambos de un modo u otro, se necesitan en ese cuadrilátero. Queda menos claro el motivo por el que los personajes salen en ocasiones de ese espacio marcado. No era necesario porque ese cuadrado es el lugar en el que ambos se buscan.

La iluminación funciona y se ajusta con delicadeza a los diversos estados emocionales por los que atraviesan Nadia y Fer. Las interpretaciones de Violeta Orgaz y Juan Caballero son verosímiles. Hay diversos fraseos demasiado literarios pero que ambos actores conllevan y salen airosos. Orgaz imprime ternura y búsqueda. Su modulación y dulzura en sus tonos imprimen a ese personaje un plus en toda su búsqueda.

La dirección de Pablo Canosales es hábil. Mueve a los actores con elegancia. No despistan los movimientos y consigue que ambos impriman esa intimidad necesaria para mostrar todos los aspectos de la relación que existe entre ellos. ‘Aire siempre de viaje’ es una apuesta inteligente con homenajes encubiertos y una buena resolución.

IVÁN CERDÁN BERMÚDEZ

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