'OBLIVION O CISNES QUE SE REFLEJAN COMO ELEFANTES'. Amarga belleza


CRÍTICA DE TEATRO

'Oblivion o cisnes que se reflejan como elefantes'
Autor y director: Ricardo Campelo.
Teatro del Barrio (Madrid)

Resulta ser una coincidencia llamativa que hayan compartido dos espectáculos una temática no muy transitada en el mundo de las tablas: la ópera. Si por un lado se ha visto ‘La camarera de la Callas’ en la que se desgranaba la historia de la Callas y Bruna Luponi, por otro, con 'Oblivion' se desciende a los infiernos de lo que es intentar realizar carrera en un mundo tan endogámico como puede ser el de la ópera. 

Toda la crudeza que la obra desprende ha podido verse en otras ocasiones con respecto a las disciplinas del arte, del cine, de la escritura, pero parecía que el mundo de la ópera estaba resguardado a la apariencia más convencional. ‘Oblivion’ sí da ese salto necesario. Su comienzo es directo. Con la interpretación de una versión lenta de ‘Spiegel I´m Spiegel’ ya va introduciendo ese arduo camino que es el de luchar por algo que al final no va a depender solo del talento. Ruth es soprano y desgrana lo que supone el oficio y por lo que hay que pasar si realmente se quiere triunfar. Es una versión desoladora. Toda esta crudeza está inteligentemente montada. No solo se queda en la amargura de la palabra, el aspecto físico es imprescindible. El ‘Lascia chio pianga’ de Haendel con la soprano arrodillada al piano confiere una intimidad desgarradora. El viaje por ese campo emocional que realiza la soprano, tiene un espejo en la pianista, Susana. Los mejores momentos de la función son las partes en las que ambas intercambian esos sentimientos que terminan por asfixiar y destruir la autoestima. ¿Cuál es el verdadero camino para cumplir un sueño? El texto en momentos se pierde en una poesía de situaciones que edulcoran cierto dolor. 

La pintura en el cuerpo a la vez que se entona a Bellini sirve para contrastar esa aventura hiriente que puede llegar a convertirse por lo que uno trabaja. El análisis de todo lo que realizan los cantantes de ópera en su multitud de rituales y cómo acuden al “doping” pese a lo cruento que puede resultar, está tratado con humor. De hecho, se podrían haber cargado más las cintas y haber incidido en muchos más aspectos. El texto, por momentos, parece más una enunciación que un desarrollo. Esto puede ir ligeramente en su contra, debido a que posee materia prima para que el mismo tenga un asentamiento más severo y no deje tanto a la imaginación. Se podría considerar cómo un punto de arranque que puede tener más recorrido. Un momento excelente es la interpretación de ‘La Reina de la noche’ mientras que Ruth lucha por amoldarse al miriñaque. Esto es común en cualquier arte. El último momento, la falta de ensayo, todo para el final. Algo que sin embargo no funciona es el empleo del video. El mismo no aporta en el dolor de ambas actrices, más bien despista de la atención de las interpretaciones. La imagen en grande de lo que sucede no permite atravesar ese camino propuesto con toda la nitidez necesaria. 

‘Oblivion o cisnes que se reflejan como elefantes’ es un buen montaje que además tiene espacio para que el mismo crezca y lime ciertas asperezas. El trabajo interpretativo ofrece calidad y ojalá se apueste por más momentos en el que ambos personajes se interrelacionen más.

IVÁN CERDÁN BERMÚDEZ

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