EN EL TEATRO. Cuatro obras

‘Future Lovers’. La Tristura.
Resultado de imagen de future lovers la tristuraUna noche de verano, la música, bailes, un botellón y las dudas de lo que será la vida al enfrentarse a un nuevo ciclo.  La propuesta es muy efectiva y el trabajo realizado está próximo al cine en cuanto a la forma de abordar la puesta en escena se refiere. Partiendo de las interpretaciones, cuya naturalidad es extraordinaria y pasando por una escenografía que aporta una verosimilitud espacial resolutiva. Esa pantalla en la que se ve la ciudad a lo lejos, el bosque, ese coche… Todo se da cita en una noche en la que se tiene que exponer lo que cada uno es. Las escenas están divididas en momentos grupales y por parejas. Las transiciones entre unas y otras están bien llevadas. Los diálogos exponen lo que es cada uno, las dudas, los miedos, las renuncias, las decepciones y los planes. La propuesta disecciona un tipo de juventud más aburguesada en las que plantean proyectos cómo puede ser irse a estudiar piano a París. Todo está llevado desde un punto emotivo, pero no posee calado. Cierto es que existe un preciosismo formal en todo lo que se plantea, pero el texto se queda en eso, no ofrece un paso más en ese terror que pueden sentir los jóvenes a la hora de enfrentarse a ciertas decisiones. Quizá esa sea la propuesta, el no ir más allá.  Es curiosa la evolución temática que han llevado La Tristura y el cine desarrollado por Jonás Trueba. Ambos parecen homenajearse en cada uno de sus nuevos trabajos. ‘Future Lovers’ es un trabajo bueno, pero no da ese paso más textual que podría haber dado para encontrar un elemento más agresivo con lo que puede ser una determinada realidad.

Resultado de imagen de rojo teatro español‘Rojo’ de John Logan.
Texto brillante pero la puesta en escena no ofrece la destreza que evidencian las palabras de Logan. El montaje está muy ligado al que dirigió Michael Grandage con Alfred Molina y Alfred Enoch como protagonistas, pero ni la dirección de Echanove ni las interpretaciones transmiten ni la misma agresividad ni la entrega necesaria. Que el hecho de que la apuesta sea estática en cuanto al movimiento de los actores es algo bueno. Existe una confianza en el texto y es el mismo el que va llevando de la mano a los personajes sin necesitar prácticamente ningún movimiento que lo secunde. Se ha apostado por un humor que no existe en la obra y eso condena a Rothko a parecer más un pobre hombre que una persona atormentada. Los diferentes devaneos que practica Echanove con su voz no permiten que el mensaje de lo que quiere expresar llegue claro. Ricardo Gómez en su rol de ayudante intenta pelear, pero le faltan furia y visceras en su creación. No existe ese miedo que parecía infundir Rothko, no hay atisbo de lucha. La escenografía es extraordinaria en lo que es el estudio del pintor. La iluminación es correcta, pero con falta de matices necesarios. ‘Rojo’ es un montaje que se ve bien por la solida base textual y que hubiese agradecido una dirección firme. Echanove en su doble rol de director y protagonista sale derrotado.

Resultado de imagen de mauthausen la voz de mi abuelo‘Mauthausen. La voz de mi abuelo’ de Pilar Almansa.
El montaje tiene su punto fuerte en la interpretación extraordinaria de Inma González. Consigue dinamizar un texto irregular. Reiterar lo que ya está instalado en el imaginario general es un arma que se antoja insuficiente si se tienen en cuenta muchos de los hechos relatados. La originalidad de ciertos instantes como pueden ser la aparición de la picaresca española en pleno campo de concentración, o el fútbol como vía de escape no son desarrollados lo suficiente. Esos aspectos eran geniales y sí ofrecían algo muy diferente a lo que son propuestas dentro del mismo género. A ello se le suma el humor que está perfectamente instalado y es el otro elemento portentoso que existe junto a la interpretación. Se ha intentado abarcar demasiado y el montaje tira contra sí mismo sus propios hallazgos. La dirección es fluida y plasma sobre las tablas un dinamismo altamente resolutivo. Los movimientos que se plantean son ágiles y están muy bien construidas las acciones. El trabajo de Inma González merecía un texto más acorde y a lo que es su trabajo. Lástima que con la base que se tenía de la historia no se optase por una escritura aún más rabiosa y más cuando consigue que el humor esté tremendamente presente. Eso en sí ya era un logro exquisito.

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‘El sueño de la vida’ de Federico García Lorca y Alberto Conejero.

¿Realmente existía una necesidad de montar el trabajo inacabado titulado La comedia sin título de Lorca? Quizá si se hubiese montado solo lo que llevaba escrito hubiese bastado. La propuesta de Lluis Pascual y el texto de Conejero plantean demasiados interrogantes. Se ha apostado por una interpretación con ecos a lo que se hacía o debía hacer en la España de los treinta, pero no posee calado alguno. Solo la música que es excepcional ofrece fuerza en una apuesta sin garra y con poco que ofrecer.

IVÁN CERDÁN BERMÚDEZ

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