'SITUATION ROOMS'. Pose sin mucho poso



CRÍTICA DE TEATRO

'Situation Rooms'
Colectivo Rimini Protokoll
Teatros del Canal (Madrid)

Una breve explicación, tablet en mano y auriculares al oído. Kit completo y dispuesto para acceder al laberinto. Así arranca ‘Situation rooms’, experiencia que el colectivo alemán Rimini Protokoll presentó en los Teatros del Canal de Madrid. Aunque de inicio se apunte a lo contrario, una videoinmersión en una realidad paralela construida con solidez, la propuesta no destaca por su complejidad desde el punto de vista del espectador, que no de la creación, orfebrería de precisión.

Todo se encamina a respetar las instrucciones que emite la voz del Ipad, sincronizar ojos en la pantalla y en lo que pasa por delante y al mismo tiempo asimilar la información que monótona llega por la parte auditiva. El espectador opera como una especie de marioneta dentro de una puesta en escena que si uno se detiene a analizar no le exigirá demasiado. No hay capacidad de decisión en su marco de intervención y el resultado se fía a la coreografía que puede llegar a conseguirse, alcanzando fugazmente bellos instantes de coordinación colectiva. El problema que aparece es que lograr tal sincronización de movimientos depende no solo de uno mismo, sino de la habilidad de la otra veintena de espectadores con las que se comparte representación. De no ser así, que puede ser lo probable, la obra pierde parte de su sentido y del efecto buscado. 

El aspecto físico no debe ocultar el contenido de la obra. ‘Rimini Protokoll’ es una especie de aventura gráfica conformada por breves set pieces que, sin juzgar, propone una inmersión en la industria armamentística, desde la mesa de los directivos de grandes corporaciones hasta historias individuales situadas en zona de guerra. La eficacia de cada capítulo es desigual, desde el interesante descubrimiento del municipio alemán que lleva abasteciendo de armas a los diferentes conflictos bélicos desde hace décadas hasta la irrelevancia de episodios como el del cartel mexicano, de un tanto forzado encaje en el engranaje. La experiencia puede resultar enriquecedora por lo novedosa, aunque el poso es ligero y se revela una cierta superficialidad tapada por el espesor de la originalidad global. Sorprendente para lo que se suele ver en los teatros públicos españoles, que en la comparativa con la cartelera europea en cuanto a propuestas de este tono queda sin duda en puestos de descenso.

RAFAEL GONZÁLEZ

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