'DOLOR Y GLORIA'. Ego paródico


CRÍTICA DE CINE

'Dolor y gloria' (Pedro Almodóvar. España, 2019. 108 minutos)

Más que una película, 'Dolor y gloria' simula ser un episodio alargado de un 'celebrity' de los protagonizados por Joaquín Reyes. Nada en la propuesta es consistente ni va más allá del chismorreo. El descenso a los infiernos que atraviesa el exitoso director Salvador Mallo es tan impostado que nunca su asfixia, su ansiedad ni sus diversas patologías pueden ser tomadas en consideración. El guion no posee ninguna estructura férrea. Son escenas sueltas, descabaladas que se ensamblan sin coherencia -llaman la atención los numerosos errores de racord que posee la cinta-. Las coincidencias son todo lo inverosímiles que se pueda llegar a pensar. El propio Almodóvar quiere dejar muy claro que Mallo es su álter ego y no duda en condenar a Antonio Banderas a realizar una interpretación basada en una mala imitación del director manchego. Cuesta creer que un festival como Cannes haya premiado un trabajo tan frío -como es natural en el mundo ‘festival de cine’ a Cannes le fascina también ser portada de papel cuché-.  El juego con la autoficción, palabra tan en boga de todos -hasta el personaje de la madre de Mallo la emplea-, no tiene calado alguno que vaya más allá que el despertar alguna sonrisa en el espectador nostálgico. La doble apuesta del director de cine dentro del cine está resuelta de una manera torpe y poco creativa. Ambas propuestas están situadas en un mismo código, no hay diferencia en nada y eso que una producción tan potente podría haberse permitido cualquier licencia creativa sin miedo al coste. La dirección de fotografía no busca un camino parejo a la historia, solo se persigue un preciosismo de luz que termina siendo fría porque no encaja en ese dolor que tiene el personaje, tampoco en su gloria. 

Se retrata a un juguete roto, a un director perdido, a sus recuerdos, a sus adicciones nuevas y a sus lamentos sin cicatrizar. Los flashback y las situaciones rocambolescas son tan sencillas que pueden llevar a pensar que la propia propuesta es una broma. Almodóvar tiene una carrera exitosa y es obvio que puede filmar lo que le plazca, de hecho, le ha ido más que bien. Si ha sido capaz de llevar una historia así a la pantalla es porque sabe que sus producciones son objeto de un consumo aplastante. Bien, es una forma de seguir haciendo películas. Los parlamentos sobre lo que supone rodar para Salvador Mallo parecen copiados de un manual de autoayuda. El empleo del flashback es muy poco ágil y altamente previsible. Una pena haber metido todo en un cajón de sastre con una estructura tan desaliñada como poco consistente. Una acuarela encontrada al azar, un amante que pasea por una obra de teatro que habla de él, un taxi, otro taxi, otro flashback, un encuentro con una actriz… y todo plagado de un desfile de rostros conocidos y anecdóticos en una historia que nunca avanza. El casting también está muy mal resuelto. Asier Etxeandia no encaja en la aparente edad que debe tener su personaje por mucha barba que le pongan. Nora Navas no consigue despegar pese a su talento por un papel con tantas y tantas frases impostadas y así se puede continuar. ‘Dolor y Gloria’ es un ejercicio tan poco valiente como ramplón en su resolución.

IVÁN CERDÁN BERMÚDEZ

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9 Comentarios

  1. Qué crack eres, Iván. Así me gusta, que des lecciones a un indocumentado como Almodóvar. Tú, tótem del cine, maestro de la creación, eres mejor que él. Si no has triunfado ha sido porque no tienes los padrinos del manchego, pero como cineasta eres mejor que él. Bueno, mejor que Almodóvar, que Terrence Malick, que quien no te guste a ti, oh, maestro.

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    1. Mateo, otro crack, que no se te entiende

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    2. Esta muy bien lo de Malick y todo eso, pero te gusta la crítica o no? En esa feria de ironía, no se entiende nada.

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  2. El que ha escrito esta porquería de critica ya tiene su momento de gloria, felicidades

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    1. Y su momento de dolor, al leer una crítica tan mala sobre su crítica.

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    2. Veo que le ha dolido al autor. Pues aprenda a escribir y argumentar, que el que se las da de crítico es usted.

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    3. No soy el autor, debería imaginarlo. El autor firma lo que escribe, usted y yo, no.

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  3. Lamentamos que no haya sido de su agrado

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