'INQUILINO (NUMANCIA 9, 2ºA). Derecho a un hogar


CRÍTICA DE TEATRO

'Inquilino (Numancia 9, 2ºA)'
Texto: Paco Gámez
Dirección: Paco Gámez, Judith Pujol, Eva Redondo
Teatro María Guerrero (Madrid)

En los últimos cinco años se han producido en España unos 40.000 desahucios por impago de alquiler y suponen ya más de un 75% del total de lanzamientos. A esto habría que añadir la cantidad de inquilinos que dejan sus pisos voluntariamente y de forma más o menos amistosa ante la imposibilidad de afrontar la subida del precio al renovar el contrato. Este precio ha aumentado en los últimos años más de un 50%, lo que, añadido a la gran precariedad laboral (en jóvenes ya como problema endémico), hace que vivir de alquiler en una ciudad como Madrid sea un lujo cuando no casi un milagro.

Paco Gámez ha escrito un texto maravilloso sobre su caso, la expulsión de lo que fue su hogar. Su caso no fue ruidoso con cargas policiales y activistas. No era el desahucio una persona que estaba sin recursos y que se quedaba en la calle con familiares a cargo.

Por aquel entonces, Paco Gámez, o en este caso el personaje homónimo que cuenta la biografía del autor, era un chico de Jaén llegado a Madrid unos años antes, alguien que se ganaba la vida como profesor particular, extras como actor en eventos y lo que fuera saliendo. Lo justo para vivir sin ahogos en piso pequeño y caluroso mientras uno se hace un hueco. Es un joven de clase media al que le llega el aviso de una subida de alquiler desproporcionada. Paco Gámez quiere seguir viviendo solo y en el centro de Madrid. Cuenta con la ayuda de sus padres.

Esto que puede parecer una frivolidad con la que está cayendo, permite plantear una cuestión fundamental: el derecho a vivir en el hogar que uno quiere, de construir ese hogar, y de cómo se está negando tal planteamiento. Al presentar un desahucio tan poco dramático presenta el conflicto en su esencia.

El texto es puesto en pie en solitario por el propio autor, en una especie de monólogo apoyado por voces en off y una serie de televisiones que le dan réplica y permiten que sea todo más fluido. Tanto la escenografía (a destacar ese suelo en pendiente que da sensación de que todo es inestable) como la dirección escénica trabajan a favor del texto, para nada teatral al uso, para reforzar dramáticamente los pasajes más literales. Quizás hubiera hecho falta que no se hubiera puesto tanto a disposición del texto y haber potenciado los momentos más poéticos y de ruptura de lo real, rompiendo la literalidad y potenciando lo escénico.

Lo mismo se puede decir del trabajo actoral, que aunque está a la altura en el reto nada fácil de poner en pie un monólogo en el que se cuelan las voces de otros personajes (madre, amante, empleado de la inmobiliaria, entre otros), se tiene la sensación de poder haber ido más allá, puesto que se ven momentos donde había una veta a explotar de la comicidad y del trabajo corporal de Paco Gámez, a veces refugiado en acciones de confort. Este aspecto no  hace desmerecer para nada lo que se pone en pie en el escenario, ni mucho menos, con momentos de fuerza y belleza como en el caso de la fiesta salvaje o la lluvia de inquilinos.

'Inquilino' es un montaje que merece ser visto y con un tema de plena actualidad como son los desahucios, pero que sin embargo va más allá en el retrato de la angustia existencial y vital de una generación que ve como el futuro prometido se desvanece al igual que su imposibilidad de formar un hogar, una juventud que ni siquiera cuenta con los lazos de solidaridad de clase de antaño, todo ello a partir de un texto lleno de poesía, humor y lejos de la autoindulgencia.


BENJAMÍN JIMÉNEZ DE LA HOZ

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