'IRSE'. Cuando uno es dos


CRÍTICA LITERARIA

'Irse'
Autora: Esmeralda Berbel
Editorial: Comba
Páginas: 188

Botho Strauss escribió lo siguiente: ‘No hay ningún fracaso, ni la enfermedad, ni la ruina profesional o económica que tenga un eco tan cruel y profundo en el subconsciente como un divorcio. Penetra hasta el núcleo de la angustia. Resucitándola. La herida provocada, es más profunda que toda una vida”. Esto es lo que le sucede a Esmeralda Berbel en su travesía por la separación del que fuese su marido, el actor, Eduard Fernández. El libro es un diario que transcurre entre 2012 y 2015. En él desgrana ese sentir tan agónico que padece en su día a día. El género siempre ha estado presente, pero en la actualidad, el fenómeno que ha propiciado los fantásticos tomos de Iñaki Uriarte parece que han ayudado a que existan un mayor número de publicaciones con estas confesiones escritas -a priori- para uno mismo.

En el caso de Berbel, el mismo parece estar ligeramente recortado. No esconde ciertas intimidades, pero puede intuirse una poda por la desigualdad existente en ciertas reflexiones. El estilo de la autora es fluido, aunque peque de cierta intelectualidad en diferentes momentos. Comparte su vivencia y lo que es ella en todos los aspectos de su vida, desde la relación con sus padres, hija, amantes, amigas, viajes y la siempre presente escritura. A su ex parece que le dedica el diario pues cuando a él se refiere, emplea la segunda persona. Un tú en ocasiones abrasivo y desquiciante Ese infierno de lágrimas e incomprensión tiene en un componente que va en su contra: la reiteración. Hay páginas del mismo que parecen repetirse porque su evolución no abandona la asfixia. Esta apuesta por lo cíclico no posee ese calado que parece buscar. Es posible que hubiese necesitado una edición más firme para poseer más firmeza. La descripción que realiza de Fernández recoge todos los tópicos que se esperan de un actor de su talla. No hay ni uno que quede libre. Incluidas la inmadurez y el egoísmo -evidentemente solo se exponen desde el punto de vista de la persona abandona- que no desentonan con lo que puede ser la profesión. Sus dependencias emocionales le dejan en un punto de no saber quién es y luchar por conocerse. Huidas, besos, el vacío, recriminaciones, nuevas experiencias y el silencio. A ello se le suma esa escritura que no deja de ser una terapia para no estar sumida en esa tristeza que corroe.

Hay páginas muy emotivas y otras en las que la autora no ofrece continuidad a su estado y lo narrado son puntos un tanto dubitativos de lo que puede conferir una guía por su emoción. ‘Irse’ es una mirada a un espejo en los que la rabia de su hermano, el ego de su ex y el crecimiento de su hija vapulean a una escritora que no se encuentra entre tanta huida. Faltan muchas cosas para que el libro posea una entidad más notoria y que no se quede en la anécdota, aunque alguna, eso sí, esté muy bien dotada, con o sin Citalopram.

IVÁN CERDÁN BERMÚDEZ

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