'JOJO RABBIT'. Repensando desde la fábula




CRÍTICA DE CINE


'Jojo Rabbit' (Taika Waititi. Estados Unidos, 2019. 108 minutos)


Cómo nos construimos desde la más tierna infancia. Cómo nos afecta en esa etapa todo lo que ocurre a nuestro alrededor y cómo lo proyectamos. Que referentes elegimos o, de algún modo, nos son impuestos. Cómo actuamos o qué trucos nos buscamos cuando, a pesar de las apariencias, estamos en el bando perdedor o, ‘simplemente’, no encontramos hueco en el bando ganador en el qué se supone que nos toca estar… Cuando no estamos hechos de la pasta necesaria para ejercer siempre y, a todas horas, de triunfadores.

De eso y de mucho más versa ‘Jojo Rabbit’, la bellísima y certera fábula con la que Taika Waititi nos ha obsequiado a comienzos de este año. Una fábula realizada desde la más profunda ternura y un rotundo sentido de la belleza, pero que en ningún momento traspasa la frontera de lo cursi y de lo empalagoso, aunque a veces se acerque a bordearla. Siempre, eso sí, con una sutileza pasmosa.

Pero en ‘Jojo’ nos encontramos también afiladas dagas que se nos clavan mientras esbozamos una sonrisa, soltamos una carcajada sórdida con su sentido del humor, a medio camino entre lo absurdo y lo negro o nos estremecemos levemente (o no tanto) en la butaca. Nos encontramos, de hecho, aquí un ataque frontal a la cultura mesiánica, tan hegemónica en la sociedad que nos ha tocado vivir. Contra la cultura del éxito, ésa que nos señala a qué debemos aspirar y a qué no, aunque eso nos supongan según qué cortocircuitos mentales y emocionales a la hora de afrontar la realidad, de enfrentarnos a nuestros monstruos. De descubrir, realmente, cuáles son éstos.

En definitiva, hallamos aquí casi dos horas de metraje que, si bien, pueden presentar algún que otro altibajo y que, posiblemente, disten de ser ‘perfectas’ (que alguien le explique a un servidor, de todos modos, en qué consiste eso), pero que nos conmueve y nos ayuda a repensarnos. Y a reconsiderar, finalmente, en base a qué ‘lo bonito’, ‘lo tierno’ o ‘la fabuloso’ son despojados en nuestro imaginario de prácticamente todo valor y trascendencia.

GERARDO GARCÍA RODRÍGUEZ

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