'CORPUS CHRISTI'. Perdón, redención y caída


CRÍTICA DE CINE

'Corpus Christi' (Jan Komasa. Polonia, 2019. 116 minutos)

Entre los cineastas polacos que están destacando por recurrir a temas mucho tiempo silenciados en medio de un entorno político y social adverso ya se puede incluir a Jan Komasa. ‘Corpus Christi’ sigue esa línea ya delimitada por producciones como ‘W imie’ (Małgorzata Szumowska, 2013) o ‘Kler’ (Wojciech Smarzowski, 2018) en cuanto a un tratamiento alejado de analogías anacrónicas y redentoras del estamento clerical, todavía tan presente en la cotidianidad del país. El suyo, como el de las citadas películas, es un trabajo que perfora el sólido aunque resquebrajable poso de la religión y tradición en la sociedad civil. Su mirada es desde el mundo de hoy, liberada al fin de prejuicios y descargando el tema manejado en territorios que pocas veces han sido tan explorados como en estos tiempos recientes.

La necesidad de encontrar el perdón y el peso de la culpa llevan al protagonista de ‘Corpus Christi’ hacia una redención imposible en un ambiente asfixiado por esos condicionantes, tal y como si fuera una metáfora de la actualidad del país. Daniel sale de un reformatorio para meterse en una prisión de mayor tamaño, aunque ya no haya rejas, un entorno del todo reconocible, esa Polonia rural en la que el PiS se ha hecho fuerte. Daniel huye de su pasado y mala conciencia y se inventa allí una nueva vida. Es otro de esos impostores tantas veces visto en pantalla y que parece haber encontrado su  lugar en una parcela en la que nunca tuvo que tener cabida. La relación es recíproca con ese pueblo de almas tristes que lo recibe como un revolucionario, una especie de mesías que irrumpe en sus monótonas vidas y sorprende con sus hábitos, ese choque entre modernidad y tradición todavía hoy tan en boga.

A través de la mirada de Daniel y su conjunción con un entorno en primera impresión idílico se van a ir descubriendo los agujeros de una sociedad tan hermética por fuera como rota por dentro. Un accidente de coche del pasado que todavía traumatiza a los habitantes actúa como catalizador de ese cúmulo de emociones reprimidas. Komasa, en el que es su mejor trabajo con diferencia hasta la fecha y con un guion sólido de Mateusz Pacewicz basado en hechos reales, sabe dosificar la tensión y con una puesta en escena fría y distante va poniendo en liza a los diferentes personajes que transitan la historia, siempre bajo la amenaza de la revelación del secreto. El tiempo parece detenido en esta profunda reflexión sobre la fe y el destino, donde la única actitud que no es reacia al cambio acaba siendo como las restantes, penalizada por un contexto que envenena todo. Con un personaje tan complejo como Daniel, con una magnífica interpretación de Bartosz Bielenia, se desliza una crítica a las políticas de reinserción tras el paso por prisión, aparte de ese grito poderoso contra ese clero inmovilista y arcaico remiso a ajustarse a los tiempos actuales. 

‘Corpus Christi’ es profundamente polaca (a nivel técnico por añadido, esa fotografía con su voz narrativa) pero a su vez modula sin elevar el tono temáticas sociales universales que la enraízan poderosamente con referencias como Wajda o los hermanos Dardenne. La mezcla le ha servido para subirse a plataformas internacionales y llegar incluso hasta las candidaturas al Oscar, lo que describe a Jan Komasa como un autor en madurez y a seguir en adelante. 

RAFAEL GONZÁLEZ TEJEL

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