'LA VEGETARIANA'. El grito del silencio


CRÍTICA LITERARIA

'La vegetariana'
Autora: Han Kang
Editorial: Rata Books
Páginas: 240





El extraordinario talento que posee la autora coreana le sirvió para ganar el prestigioso premio Man Booker en el año 2016. La magnífica editorial :Rata_ tuvo visión y ya había comprado los derechos de la novela antes del premio. Es un acontecimiento que no deja de ser curioso porque Kang publicó la novela en 2007. Es más, hay una adaptación ya en cine de 2010 y tras esa vida, que ya de por sí sería rica en cualquier novela, llegó la culminación. 

El texto es fascinante. La furia con la que narra la autora surcoreana es magnética. La novela está estructura en tres partes. La primera desde el yo del marido de la mujer que decide ser vegetariana. Se inicia todo el derrumbe y es clave para que el conjunto mantenga su coherencia y fuerza. La segunda transcurre un tiempo después y es desde la óptica del cuñado -casado con la hermana de la vegetariana-, en ella el sexo, el fetichismo, la obsesión, el dibujo y cierto frenesí asientan lo planteado en la primera. La parte tercera desde la hermana y es su vida y sus partes oscuras la que acompañan a la protagonista. Desarrolla ese sentido de la responsabilidad que puede ser aplastante. Las dos primeras partes son titánicas en cuanto a destreza se refiere. El cambio de la primera a la tercera persona ayuda a asistir a una descomposición familiar de un modo hipnótico pese a la crudeza que retrata. La tercera parte vuelve a emplear la tercera persona, pero su impacto es menor porque no deja de ser una repetición de algunos acontecimientos. La escritura posee fuerza y deja recovecos para la imaginación, de ahí que la última parte no posea esa furia, aunque sea extrema.

En una sociedad en la que la carne es lo habitual, todo lo que se construye en esta historia revela una crítica social nada manida. Las imágenes son muy potentes y la violencia que se describe queda perfectamente integrada en un arco social que despliega terror, egoísmo y crueldad. Si se asiste con regularidad a proyecciones de cine coreano es admirable comprobar la originalidad de la gran parte de creadores que llegan a España. 

Han Kang llega a asfixiar, pero no se centra solo en el dolor, es capaz de incorporar arte, obsesión, sexo y lejanía en todo lo que narra. Maneja los tempos de relato con una habilidad fascinante. Consigue poner el punto final a cada parte cuando la misma solo puede llevar a una redundancia que le haría perder fuerza. 

Comer carne, no comerla, el rechazo por no hacerlo, la delgadez, el morbo, la incomprensión, el abandono y la falta de creer en uno mismo. Todas las decisiones son erróneas y las grietas en la familia se hacen irrecuperables. Una decisión puede llevar a la metástasis vital de todos los que rodean a un ser que no tiene dudas de su búsqueda. La introducción de los aspectos oníricos, tan presentes en los acontecimientos está muy bien planificada. No se abusa de ese apartado y el mismo es muy esclarecedor en la toma de decisiones. 

Los ecos a Kafka y Melville son evidentes pero los mismos son tratados con mucha delicadeza. La muerte y la perdida de esperanza se van alineando en esa falta de perspectiva vital. Nada debe ser como se impone que sea por una sociedad que condena a quien no la sigue.  El firme estilo de Han Kang es un paso adelante y no se detiene en su defensa del rechazo a la humanidad que propone la protagonista, Yeonghye. Su lenguaje es medido y la poesía que se inserta en el mismo jamás es redundante ni empalagosa. ‘La vegetariana’ es una novela magnífica y su autora una voz imprescindible.

IVÁN CERDÁN BERMÚDEZ

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