VICENTE ARANDA. Diez películas imprescindibles


Cuando se cumplen cinco años del fallecimiento de Vicente Aranda –el autor murió un 26 de mayo para ser exactos–, propongo revisitar una selección de títulos de su filmografía, que refleja la heterogeneidad y riqueza de una obra y el punto de vista de un autor que hace suyas las historias ajenas, casi siempre literarias, procedentes de noticias, relatos cortos o novelas.


1. Fata Morgana (1965). Es una de las películas emblemáticas que dieron nombre al movimiento cinematográfico conocido como la Escuela de Barcelona. Filme vanguardista, traslada a la pantalla la historia real de una popular modelo publicitaria (Teresa Gimpera), agobiada por la gente de la calle. El relato, fuera de los márgenes del cine narrativo, desarrolla el tema de la unión entre la víctima y su asesino que tanto le gustaba Aranda. Es sin duda el ejercicio de estilo cinematográfico más heterodoxo de la carrera del director, plagado de referencias al lenguaje de la publicidad, el comic o el diseño. Este trabajo le sirvió para ensayar modernas y novedosas técnicas, heredadas de los directores de la Nouvelle Vague, que cambiarán la forma de hacer cine en los años venideros. 

2. Las crueles (1969). Vicente Aranda rodó esta película postrado en una camilla por una fractura de pelvis. El filme está basado en el relato 'Tres veces trece' de Gonzalo Suárez. La forma cinematográfica evidencia la influencia que ejercía entonces el cine de Hitchcock en el director catalán. Thriller feminista, recuerda al maestro inglés tanto por la forma de plantear el enigma al principio del filme y el discurso en clave de suspense (la transmisión de la información al espectador), como por la composición de los encuadres: el punto de vista del personaje de Parker, interpretado por la actriz Capucine. El plano secuencia de una pareja besándose en el acantilado tras una hora de metraje rememora esos pudorosos y dilatados besos entre dos amantes bajo la mirada cercana del director británico. Aranda, como Hitchcock, era un auténtico voyeur. Cuenta la leyenda que la película sufrió el corte de un desnudo muy estético que había gustado incluso a los propios censores.  

3. La novia ensangrentada (1972). Es una adaptación de una novela gótica. El director sigue aquí el tono feminista de las anteriores, pero en esta ocasión lo hace empleando los códigos del cine fantástico y de terror de serie B americano. Se hicieron dos versiones, una para el mercado interno y otra para el estadounidense y con el tiempo, se convertiría en película de culto y en uno de los filmes favoritos de Quentin Tarantino.  

4. Cambio de sexo (1977).  Relato pionero sobre el tema de la transexualidad, la historia constituye el punto de inflexión en su carrera hacia un cine más narrativo, menos experimental, donde el argumento está escrito en base a la estructura clásica de tres actos: planteamiento, nudo y desenlace. Fotografiada por Néstor Almendros y José Luis Alcaine, supuso el descubrimiento de la actriz Victoria Abril, cuyo personaje se presenta con poca profundidad de campo para evidenciar su soledad y aislamiento en la sociedad en la que vive. Basado en una noticia aparecida en un periódico belga sobre un caso de transexualidad, Carlos Durán, productor de Morgana Films, fue el impulsor de este proyecto, cuyo final feliz y complaciente no acabó nunca de convencer al director. No obstante, destaca por sus buenos trabajos interpretativos y la audaz puesta en escena de un tema entonces tabú. 

5. Fanny Pelopaja (1984). Es la adaptación de la novela 'Prótesis' de Andreu Martín. Vicente Aranda llevó a cabo este filme de cine negro con profusión de escenas de acción, sexo y crueldad, en esta aventura sobre una trama de venganza del personaje femenino que busca ajustar cuentas con el pasado de un amante maltratador. 

6. La huella del crimen: El crimen del capitán Sánchez (1985). Es una obra cinematográfica hecha para televisión de una hora de duración. La idea fue de Pedro Costa, quién, recordando las palabras del propio Aranda, descubrió al cineasta las enormes posibilidades que brindaba al cine la crónica de crímenes. El filme contiene los temas que interesan al director en torno al sexo y las pasiones humanas, como por ejemplo el incesto, que ya tratara en 'La muchacha de las bragas de oro' (1980).   

7. Tiempo de silencio (1986). Es la adaptación de la novela de Luis Martín Santos. Imposible olvidar la escena del aborto clandestino efectuado por el joven e ingenuo Dr. Pedro, papel que interpreta Imanol Arias, en la chabola ante la atónita mirada del Muecas, un Paco Rabal similar al de 'Los santos inocentes' (1984). Como apunte estilístico curioso, la película prescindió de la música dramática, basando toda la banda sonora en el sonido diegético de una historia que culmina con un interesante contrapunto musical en la trágica escena del final (clímax de la historia).   

8. El Lute II: mañana seré libre (1988). Claro ejemplo de que las segundas partes sí pueden ser tan buenas como las primeras o incluso mejores. La aportación de Aranda al cine quinqui es a través de la historia de Eleuterio Sánchez. El inicio de la película (los planos de la fuga de la prisión), tiene un estilo que recuerda al Robert Bresson de 'Un condenado a muerte se ha escapado' (1956). Al igual que hiciera el filme francés, deleita al espectador con un trepidante y entretenido ritmo narrativo de principio a fin.  

9. El amante bilingüe (1993). Es una película multigénero: drama, comedia, sátira social, fantasía y esperpento, que compone una explosiva ensalada donde hasta el sexo es tratado con cierta ironía, al igual que en 'Libertarias', donde también se percibe este cinismo. Quienes hemos conocido al director, destacamos su sentido del humor tan particular. Distanciamiento y originalidad a raudales en esta adaptación de otra novela de Juan Marsé, que expresa el sarcástico punto de vista del cineasta respecto al fervor nacionalista del pujolismo catalán. 

10. Celos (1999). Vista por algunos críticos como la tercera parte de una trilogía temática en las que se incluyen las precedentes 'Amantes' e 'Intruso'. Para mí, 'Celos' es las dos anteriores y más. Al drama y la sordidez que comparten las tres, se añade aquí el humor irónico que no tenía 'Amantes', a través del personaje secundario de Cinta, interpretado por María Boto. Tras la expresionista 'Intruso', arriesgada empresa cuya oscuridad estética no acabó de convencer al productor Pedro Costa, en 'Celos', el director de fotografía, José Luis Alcaine, apostó por un filme más luminoso, en armonía con la luz del mediterráneo y la calidez del color naranja de la fruta. La película incluye varios guiños del autor a sus detractores del mundo de la crítica y un final espectacular, con la elevación de la grúa a los cielos en dirección contraria a la incesante lluvia, que empapa los cuerpos furibundos de las víctimas de una pasión irrenunciable. 

JORGE BERENGUER ÚBEDA

Publicar un comentario

0 Comentarios