'Amor intempestivo'
Autor: Rafael Reig
Editorial: Tusquets
Año: 2020
Páginas: 249
La VI Beca del Fondo Antonio López Lamadrid de apoyo a la Creación Literaria 2020 tuvo a Rafael Reig como uno de sus destinatarios y de ahí surgió ‘Amor intempestivo’. Su confección por lo que indica el autor en la primera página del manuscrito fue a lo largo de cuatro años de escritura en una libreta. El texto en su concepción puede tener una influencia clara en las ‘Confesiones de San Agustín’ y a su vez, como no podía ser de otra manera, relacionarse con la autoficción, aunque ambas estén ya de por sí conexionadas, como dejaba claro en su ensayo sobre el género el escritor uruguayo Sergio Blanco. En esta ocasión no es un héroe maravilloso y repleto de virtudes el que protagoniza la ¿novela? ¿Las memorias? El mismo autor se describe con muchas limitaciones y no oculta en detalle aspectos de una personalidad cruel que parece esforzarse por no querer ser autocomplaciente, aunque todo no deja de ser un elemento más para ofrecer una evolución en la conducta y en la concepción de mejora del “alma” del propio Reig.
‘Amor intempestivo’ narra un aspecto vital del autor. Unos años muy concretos que van desde la universidad hasta la publicación de su tercera novela y el fallecimiento de sus padres. Hay idas y venidas en el tiempo y las mismas no generan confusión en el lector. En ese periodo vital se describe la relación con sus amigos, Azpeitia, Orejudo, el catedrático Becerra, el gordo que dejó de ser gordo Tomás, la sensual Carmen, los amigos perdidos, la generación inexistente de los 60, amantes, bares, tesis, Estados Unidos, viajes y fundamentalmente la relación con sus padres.
Su inicio es un homenaje a sus colegas de universidad y a su vez de profesión. Páginas sin demasiado interés con guiños a recuerdos taberneros y a sus anhelos de escritura. El Festival Eñe del 2016 con Marta Sanz como comisaria les convoca a todo el grupo para que hablen de las mismas anécdotas de siempre para concluirlas en el bar con brindis. Llama la atención que, en ese periodo de formación con planes de escritura y noches de bares, no se mencione aquella novela que escribieron a cuatro manos Orejudo y Reig que tenía a un trasunto del emérito García Berrio -responsable del encargo- en calzoncillos como uno de los personajes.
La muerte de los padres es el punto que supone el cambio en Reig y sobre él confecciona el tiempo vital que desarrolla. Esa muerte tan cruda que aún colea en la mente del escritor. A través de becas y clases en EEUU, Reig da rienda suelta a su vida entre sábanas, amantes, wiskis y el siglo XIX desgrana su vida de eternas prórrogas para no enfrentarse a la realidad. El oficio de Reig es evidente y consigue que ‘Amor intempestivo’ se lea muy bien. Olvida el fraseo petulante y expone todo con un estilo digerible y eficaz. El contenido es menos acertado que la forma, pero tiene instantes en los que el humor funciona adecuadamente.
La elaboración de sus tres primeras novelas no termina de narrarse en profundidad, pero sí queda clara su propia decepción y se asume como un escritor incapaz de concebir un texto redondo. Hay reflexiones contundentes y llamativas como la relación de su madre con el personaje que concibió en su segunda novela, Marilyn Monroe, algo a lo que el propio Reig llegó tras reflexionarlo tiempo más tarde. Su falta de esperanza como escritor parece que se modifica en el tramo final cuando describe con tristeza que su padre no asista a su consideración de “figura central de las letras españolas”. Ni siquiera está seguro de que eso o las traducciones de sus libros a otros idiomas o los premios recibidos hubiesen cambiado el concepto de sus padres sobre lo que es cómo escritor. Hay mucha pesadumbre en ese aspecto y en la relación con su madre. La vida de Rafael Reig en los años que describe tiene mucho de pícaro en todas sus vertientes, desde el fracaso al éxito. ‘Amor intempestivo’ es un texto que no aporta gran cosa pero que no cuesta leer.
IVÁN CERDÁN BERMÚDEZ
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