1. ‘EL EJÉRCITO DE MARINE LE PEN’ (Fréderic Biamonti. Francia, 2015):
‘El ejército de Marine Le Pen’ empieza de forma inquietante en su búsqueda de refrendar la presunta normalidad de los idearios de las diferentes personalidades del FN que salen en pantalla. Esa especie de blanqueamiento inicial se va apagando y transformando en un ejercicio de revelación de lo que hay detrás de esa táctica de la ‘desdiabolización’. Es a través de escenas tan cotidianas como el paseo de un candidato en un mercadillo popular o la búsqueda del voto entre la población más desfavorecida, cuando se alumbra esa otra cara de postulados extremos y de confrontación directa del FN.
Hay dos instantes a recuperar y que estremecen por la incomodidad que producen. El primero es el encuentro de Florian Phillippot, entonces político emergente del FN, hoy un disidente con formación propia, con un líder vecinal del colectivo gitano del municipio de Forbach que le planta cara en las formas y el fondo, obteniendo como respuesta gestos de prepotencia y una llamada a la gendarmería. El otro es ese intento de las bases del partido de captar votantes entre la misma ciudadanía a la que denigran en sus discursos, en un absoluto desprecio a la coherencia y a la ética.
El documental finaliza con los resultados electorales en los municipios en los que se ha grabado, con un balance agridulce para el FN. Seis años después, el RN ha reforzado el liderazgo de Marine Le Pen, arrinconado al padre, y sobre una potente base de once millones de votantes apunta al alza en medio de una Francia agitada entre las movilizaciones incansables de los chalecos amarillos, las continuas huelgas de transporte y los efectos todavía no calculables de la pandemia.
2. ‘HUNGRÍA 2018’ (Eszter Hadjú. Hungría, 2018)
Ver ‘Hungría 2018’ tiene el efecto de estar ante una proyección del subgénero de sectas, tal y como muestran esos auditorios sumisos ante la escucha una y otra vez de un mismo discurso, una especie de letanía adormecedora que habla de un enemigo invisible, con continuas proclamas históricas, sin ningún tipo de conexión con la realidad del día a día y con un líder mesiánico al frente, el ínclito Viktor Orban.
Si lo que se puede escuchar en esos abarrotados salones de actos municipales de pequeñas ciudades de provincia es aterrador (se habla de temor a violaciones colectivas por parte de refugiados o de la homosexualidad como enfermedad), lo peor llega en el desenlace, con los resultados electorales. Hasta el último momento Gyurcsány confía en la posibilidad de un cambio, en esa Hungría abierta que defiende y que apuesta por los derechos humanos. Su optimismo se apoya en datos, el mayor índice de participación en unas elecciones desde la caída del comunismo. El varapalo posterior borrará cualquier atisbo de esperanza. Fidesz arrasó (133 escaños por los 9 de CD) y no solo eso, el segundo partido más votado fue Jobbik, todavía, si es posible, más escorado a la derecha. Más del 70 por ciento de votos para la extrema derecha que dan poco margen para creer en esa Hungría beligerante con los postulados extremistas. Todo lo contrario, evidencian un grueso del electorado que apuesta por un discurso belicoso y de enfrentamiento, de rechazo a la inmigración (“¡si no han visto nunca a ningún refugiado!”, clama Gyurcsány en referencia a los habitantes de un pequeño pueblo) y obsesionado con la figura del magnate George Soros, mientras su país exhibe unos niveles de pobreza muy superiores a la media europea o uno de los peores sistemas sanitarios del continente, sin que esto parezca preocuparles.
3. ‘LAS CHICAS DE AMANECER DORADO’. (Havard Bustnes. Noruega, 2017)
Fue en Grecia donde comenzó a tomar una repercusión mediática inusitada el tema del auge de las formaciones políticas de extrema derecha. Aunque fue legalizado como partido político en 1993, Amanecer Dorado irrumpió en 2008 como tantas otras harían después, con un discurso anti-establishment, patriótico y de rechazo al inmigrante, adornado en su caso con una estética militar y una indisimulada parafernalia calcada al movimiento nazi alemán, como bien se podía apreciar en su logotipo. Los medios de comunicación empezaron a prestarles atención, se inició un proceso de normalización en su imagen y llegaron resultados electorales que les introdujeron en el parlamento. Expertos señalan que el punto de inflexión lo marcó el asesinato del rapero Pavlos Fyssas en 2013, conocido por su activismo antifascista. Solo a partir de entonces se tomó conciencia de qué tipo de personas y qué ideas habían penetrado en el parlamento y en un porcentaje de la sociedad. Hoy muchos de los miembros de Amanecer Dorado están encarcelados y la justicia acaba de calificarla de organización criminal.
Aunque tenga el mejor material entre las manos, ‘Las chicas del Amanecer Dorado’ no logra encajar de forma conveniente los dos hilos argumentales, el convencional, basado en imágenes de archivo y que relata la trayectoria de AD, con el individual de las protagonistas, sin llegar a definir un rumbo preciso. Hay al menos, eso sí, un par de escenas singulares, aparte de las ya icónicas y con cientos de miles de reproducciones en Youtube (agresiones en programas en directo, amenazas a periodistas) entre todas las registradas por Bustnes. Una es el tenso y revelador diálogo mantenido por un taxista de Atenas y Dafni, la madre del diputado encarcelado, capaz de justificar afirmaciones y actos atroces escudándose en vagas conspiraciones, y la otra cuando Urania, joven que apoya las ideas neonazis de su padre y que en 2012 ya estuvo implicada en una agresión racista, enseña su colección de cintas de Disney, ese lado tierno que creía estar publicitando.
‘Las chicas de Amanecer Dorado’ concluye con el bautismo de los hijos de los diputados encausados, una vez ya en libertad condicional. La prisión ha reafirmado sus ideas, más todavía. Deja un sabor amargo que vean el futuro con optimismo. Hoy ya se sabe que este partido, la organización neonazi más violenta de Europa, ya es pasado. Que la suya sea una lección para aprender y que no vuelva a suceder, ya sea en Francia, Hungría o, sin ir más lejos, en los alrededores.
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