'DÉJALES HABLAR'. Escritura, traición y adiós



CRÍTICA DE CINE

'Déjales hablar' (Steven Sodebergh. EE UU, 2020. 113 minutos)

La paleta creativa de un director como Steven Soderberg es interminable. Aquel falso adiós al cine se ha transformado en una actividad frenética. La búsqueda continua de nuevos retos trae consigo historias que posiblemente no serían filmadas en manos de otro realizador. Hay cierta irregularidad en los últimos proyectos, pero la grandeza de Sodebergh es que su punto de vista siempre ofrece algo. ‘Déjales hablar’ tiene a Meryl Streep como figura central. Nuevamente trabajan juntos y se percibe complicidad entre ambos talentos. En esta producción Streep da vida a una escritora exitosa que ha de recibir un importante galardón al otro la do del charco. Ella no viaja en avión, así que su representante organiza un crucero al que invita a dos amigas y a su sobrino. No se trata de un viaje idílico, es un viaje de reencuentro y de heridas en sangre viva pese al tiempo. 

El guion es de la prodigiosa Deborah Eisenberg que debuta en el campo cinematográfico, aunque no se puede hablar de una pieza de orfebrería. La trama posee mucho humor y aunque no se mete de pleno -en ninguna de las tramas- sí trata ese espinoso asunto que es la inspiración en los escritores. ¿Es justo robar vidas ajenas para conformar carreras literarias? El daño causado, las secuelas, los cheques y esa charla pendiente que no llega. En ese crucero está otro escritor de best sellers que compone thrillers. Las dos amigas de la escritora veneran esas novelas y eso de un modo u otro genera ciertos celos. El escritor termina teniendo una repercusión curiosa en el proceso vital de una de las amigas. El sobrino de la escritora es un joven que simplemente cuida a las amigas de su tía y cae en las redes de esa representante que lo que quiere es sonsacar secretos acerca de lo que crea su representada. Hay engaños y seducciones, pero ninguna de las tramas termina por cerrarse adecuadamente. Sodebergh maneja la cámara con inteligencia y ofrece una dirección práctica. El tiempo del rodaje fue el que duró el crucero y la película puede pertenecer a una “sea movie” en la que todo avanza y en la que no hay posibilidad de bajarse del vendaval emocional pendiente. La fotografía, a cargo del propio Soderbergh, es muy reconocible en esos matices que ofrece a la luz. La música de Thomas Newman es efectiva y capta esa socarronería que puede tener la historia. El reparto funciona muy bien, pero es una pena que Diane West no haya tenido una participación mayor, el guion podría haber desarrollado alguno de sus aspectos, que los hay. 

‘Déjales hablar’ no es una película redonda, es una apuesta más por algo distinto que se ve bien y que resulta confortable sin que la misma sea ejemplo de nada, pero consigue su objetivo con un final en el que evidentemente queda claro que lo importante es el qué se puede sacar de la escritora.

IVÁN CERDÁN BERMÚDEZ

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