`TENÉIS QUE VENIR A VERLA´. Jonás, el Cercanías , la urba.

 


Crítica de cine.

`Tenéis que venir a verla´. (Jonás Trueba. España, 2022. 64 minutos).

El camino de Jonás Trueba, por encima de si sus producciones son acertadas o no, es sólido y ha conseguido confeccionar un ritmo de producción que no es nada despreciable en un mundillo en el que todo es complicado. El cine español atraviesa un momento extraño, uno más. El reconocimiento de ciertas películas se antoja como dubitativo si se atiende a la calidad de las producciones, fundamentalmente a los guiones.

‘Tenéis que venir a verla’ es un ejercicio fílmico que está más cerca de ‘Los exiliados románticos’ que de ‘La reconquista’. Realmente muestra la libertad de un autor que se aleja de las producciones normales y organiza una estructura casi más propia de un cuaderno de trabajo que de una película. La propuesta se articula sobre una actuación de Chano Dominguez. Canción completa y no será la única. También se ofrece un viaje -que, por cierto, no coincide con el que sería si se atiende a las imágenes y recorridos del cercanías- casi íntegro. Hay un partido de ping pong y un paseo que no ofrece mucho. Por momentos Jonás Trueba parece haberse convertido en un epígono de Rohmer y Alain Tanner de los que no ha digerido su influencia. La película, de una duración exagerada, enuncia temas que podrían resultar interesantes pero que se pierden en un desarrollo inane que no alcanza a continuar preceptos sugerentes. Las dos parejas ya no se parecen a lo que debieron ser. Ofrece incomodidad en sus encuentros en los que priman los recuerdos, pero les importa muy poco su relación actual. Parecen quedadas en las que reina el compromiso. El lenguaje entre cada miembro de la pareja también está agotado y se aprecia una inercia vacía de un sentir ya extenuado. Siguiendo la tónica de sus películas volvemos a las preocupaciones de unos (no tan) jóvenes de la autodenominada clase creativa que parecen aburrirse existencialmente en sus buenas casas (ahora con chalet) y su tiempo libre.

La conversación más interesante es la que mantienen las dos mujeres con respecto a un aborto y la falta de empatía de la pareja que calla, que huye de la conversación. Lo que no se habla es porque no existe. Esto lo propone Trueba pero no va más allá, quizá ha preferido dejar de lado cualquier conflicto que pueda distraer al espectador.

Refleja a cuatro personajes en los que sus profesiones, que, salvo la del personaje de Irene escolar, que es editora, quedan sin resolver. Pueden ofrecerse pistas, pero poco más. Gran parte del guion se estructura sobre el ensayo de  Peter Sloterdijk, ‘Has de cambiar tu vida’ que se centra en la naturaleza del hombre. Estas conversaciones no ofrecen mucho. El mencionado paseo parece querer añadir minutos a la propuesta, pero poco más. La inclusión de las imágenes en Súper 8 tampoco encajan muy bien. El cine es ficción, no hay duda, pero remarcar lo tópico asfixia la película.

Las interpretaciones buscan naturalidad y lo consiguen, aunque en algún momento esa naturalidad parezca que los actores estén sorteando un día más en la oficina. Francesco Carril parece anclado en el personaje al que siempre parece dar vida. Vito Sanz se maneja bien y sale airoso. Itxaso Arana sí ofrece más particularidades en un personaje que se aleja en todos los aspectos de otras propuestas. Irene Escolar funciona pero no ofrece cambios significativos a lo visto en otras producciones.

La fotografía de Santi Racaj es correcta y remarca aspectos bien medidos en su trabajo con el color. Miguel Ángel Rebollo hace una dirección de arte efectiva. El sonido también es adecuado porque es una película de diálogos que se escuchan perfectamente. La dirección es más irregular. Los tiempos que articula en los planos y en los contraplanos son poco funcionales y ofrecen desigualdad. Se montan los contraplanos con poco dinamismo.

Lo relevante de ‘Tenéis que venir a verla’ es la capacidad que ofrece un director para trabajar sobre un material poco interesante pero que el mismo puede estrenarlo sin dificultad en un campo en el que cada vez reina más la imposibilidad de estrenar en lugares con gran visibilidad. Su campaña será la de estrenar en una única sala. En Madrid ha sido en una sala imprescindible como los Golem. Es un privilegio que respalda a la película. Algo que está al alcance de pocos, pero en el cine al igual que en la cultura, no es el talento ni la validez de las propuestas lo que parece tener más relevancia.

IVÁN CERDÁN Y BENJAMÍN JIMÉNEZ.

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