‘Bien tarde en el día’
Autora: Claire Keegan.
Editorial: Eterna cadencia.
Páginas: 64.
Año: 2024
Esta nouvelle de Claire Keegan es extraordinaria. Una obra seria, concisa, impactante y efectiva. La condensación de cada frase puede evocar a la contundencia de Agota Kristof, pero Claire Keegan añade una cotidianidad presente que funciona con precisión. 64 páginas que golpean porque nada en Keegan es previsible. Maneja el tempo con entereza y ferocidad para retratar a una pareja, o no, dos personas y el efecto de una forma de ser. ¿Qué es dar un paso más? ¿Por qué? ¿Tiene algún sentido?
Todo se desarrolla el día 29 de julio. ¿Por qué? Los cuatro capítulos que componen la obra son sirven para radiografiar las grietas emocionales que pueden existir a la hora de compartir vidas. No es una novela al uso y emplear la palabra “parejada” sería reducir la magnitud de una obra que inquieta y demuele con virulencia. El empleo en ciertos momentos de la elipsis es fascinante porque ya está todo tan claro que no necesita más. Condensar una historia del modo en el Keegan lo realiza es un ejercicio sobresaliente del cómo debe concebirse la escritura. Huye del chismorreo y del alargamiento innecesario y esa es una de las múltiples virtudes que poseen los textos de la autora irlandesa.
La misoginia está instalada en la historia, pero la misma no está expuesta de forma convencional. Se van ofreciendo pistas en el análisis de las mujeres de los cuadros de Vermeer y el asunto no es tan sencillo. En el romance entre Cathal y Sabine algo resulta extraño en ese periodo de conocimiento y el tiempo que ella va pasando en Arklow. Hay una obsesión un tanto grotesca con el dinero por parte de él que lo transforma en un pusilánime. Algo bulle por dentro ¿cuándo saldrá? No cae Keegan en errores tópicos que se suelen suceder en las historias que contienen romances. Es capaz de conseguir ese aire de inquietud que va instalándose y progresando en cada página. El lector es consciente de que algo no fluye y los diálogos brillantes y medidos son de una habilidad que parecen marcar pautas para una presumible posible adaptación cinematográfica, como ya sucediese con la excelente ‘Tres luces’.
Un momento tan mágico como desolador es la conversación de la pareja el día de la mudanza. Es un reto en el que en tan pocas páginas se consiga esa claridad y esa amargura de un modo privilegiado. El estilo de Keegan es rutilante y las intervenciones del narrador se insertan de forma magnífica sin entorpecer. Ese narrador que conoce, siente y muestra sin ser reiterativo ni evidente. El manejo de Keegan a la hora de estructurar la historia es tan delicado como efectivo. Los capítulos se articulan y bandean en el tiempo situando al lector en esos instantes en los que se es consciente de que ya todo ha cambiado o que va a hacerlo. Los personajes están descritos sin arrogancias y sirven para dar una vuelta a un tema reconocido pero es la manera en la que está abordado la que otorga a Keegan barniz de triunfadora. En la traducción abundan las expresiones argentinas y eso en un principio puede extrañar por algunas palabras que son menos reconocibles, pero no resta frescura a la propuesta.
‘Bien tarde en el día’ es una novela magnífica de una escritora que no tiene techo alguno. Un acierto que una editorial tan magnífica como Eterna Cadencia traiga autoras de la talla de Claire Keegan y Ana Paula Maia.
IVÁN CERDÁN BERMÚDEZ
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