'EL ENCANTADOR. NABOKOV Y LA FELICIDAD'. Lila Azam Zanganeh




CRÍTICA LITERARIA

'El encantador. Nabokov y la felicidad'
Autora: Lila Azam Zanganeh
Editorial: Duomo Ediciones
Páginas: 207
Año: 2012


EL BRILLANTE JUEGO DE LA IRREVERENCIA

El descaro y el talento que desprende Lila Azam en su valioso homenaje a Nabokov se adentra en un modelo original  de biografía que poco se practica y que resulta de una utilidad primorosa.  Todo parte de la felicidad que le provoca Nabokov y se adentra en la auténtica biografía de su estilo. Esta aproximación la realiza con trampas y guías que fusionan el diálogo de dos escritores en dos tiempos.  Todo es generado desde un respeto y un ingenio  tan poco definibles que dejan a un lado la espesura textual y la hojarasca académica para centrarse en la conexión de lo ya escrito por Nabokov y su influencia en ella, la autora.

La fórmula amor más memoria partido por conciencia da como resultado el tiempo 'nabokoviano'. En ese baremo se mueve la autora que no renuncia a relevar datos curiosos –como el del pueblo de Texas llamado Lolita que, tras la aparición de la novela, considerara la posibilidad de cambiar el nombre por el de Jackson- y de analizar la pasión del escritor ruso por las mariposas, o sus notas, sus anhelos de infancia, sus mentiras o sus lecturas a Vera, su mujer.

Lila Azam no pretende realizar una biografía al uso como bien puede ser la de Bryan Boyd. La autora se centra en ese impacto que causó en ella la recepción de las novelas de Nabokov y ofrece su rastreo, como buen detective, de sus huellas.   Más que una aproximación se puede hablar de un baile que combina precisión narrativa y ficción con sugerente engaño, respeto y amor. Se adentra fenomenalmente bien en ese proceso subjetivo y no objetivo que es la lectura y lo muestra en ese impacto de las obras del escritor ruso. No trata de convencer, sino de  ilustrar ese campo vital que se conecta entre ambos –que ella cree, como buen estricto seguidor de Nabokov-.

La mezcla de veracidad y ficción se entrelaza continuamente -muy al estilo de Sebald- para ofrecer dinamismo a ese virtuoso juego de una autora tan documentada como poco pedante en su exposición. La falsa entrevista a Nabokov, los encuentros con su hijo Dimitri, los recuerdos entrelazados, las convivencias, la escritura, los viajes,  los títulos y la felicidad se dan cita en una aproximación biográfica tan original como llamativa que sitúa a Lila Azam en la primera fila de autores con mayor proyección, aunque su confirmación sea un hecho ya.
 
IVÁN CERDÁN BERMÚDEZ

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