CRÍTICA LITERARIA
'Mortalidad'
Autor: Christopher Hitchens
Editorial: Debate
Año: 2012. 121 páginas
TESTAMENTO DE UN GRANDE
Tras la gira de su monumental autobiografía, 'Hitch 22', cuando el reconocimiento era algo más que un mero acontecimiento, el cáncer de esófago llamó a la puerta de Christopher Hitchens. 'Mortalidad'' refleja ese “vivir muriéndose” que dejó a modo de testamento póstumo un autor tan brillante como certero.
No hay ninguna concesión a la autolamentación. La enfermedad avanza y con ella los nuevos tratamientos a los que Hitchens es sometido. No deja de existir cierta esperanza en muchas de esas palabras, pero la realidad condenatoria es la que nunca se escapa. Hitchens no pretende esperar esos últimos instantes postrado sin hacer nada. Escribe, no evita las polémicas religiosas, sus ensayos, sus teorías, sus miedos, sus angustias, sus añoranzas, se asume y con ello viaja sin esperar retorno.
Con estas reflexiones, que fueron publicándose en Vanity Fair, Hitchens se explaya y se desnuda con la destreza de una mente lúcida. Asumir la incapacidad de ciertas funciones, porque simplemente siguen el transcurso del adiós a una vida, es una realidad cruel e inhóspita. Aún así, pelea por no decaer, quizá un poco al estilo de Bach cuando luchó y suplicó por no perder la alegría tras el fallecimiento de su mujer y uno de sus hijos.
No hay condescendencia alguna. Su mordacidad sigue presente en cada línea, al igual que un dolor que no tiene calma posible. El tiempo como condena, la realidad de un cuerpo que va descomponiéndose en una lucha que tiene perdida. El consuelo no existe. Bromea con su 'Villa tumor' y todos sus habitantes y sus leyes… la consciencia de no tener un cuerpo, sino serlo.
Continua con la destreza en sus recomendaciones literarias –seguirlas al pie de la letra es un acierto-. Su habitación de hospital –como reconoce su segunda mujer en un certero epílogo- se transformó en un despacho. El aliento de la creación como armadura para no caer en la desidia. Todo queda reflejado en cada capítulo. No hay adornos que maquillen nada, pero a su vez no se recrea en el dolor. El momento de perder la voz es tan amargo que no puede edulcorar su desaliento y más aún cuando teme que lo siguiente sea la pérdida de la capacidad de escribir. Hitchens fue generoso con un lector que asiste a su adiós como si fuera ese compañero de hospital que sentado contempla la descomposición de un ser querido.
La pérdida es muy grande. El dolor que despiertan sus palabras y la aceptación de un destino cada más inminente consiguen que 'Mortalidad' sea una de las aproximaciones más certeras acerca de afrontar la muerte.
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