'POKŁOSIE'. La memoria pide paso


CRÍTICA DE CINE

'Pokłosie' ('Secuelas') (Władysław Pasikowski. Polonia, 2012. 105 minutos)

Gotean las noticias del cine polaco que se hace en la actualidad fuera de sus fronteras. En la cartelera apenas se hacen notar los estrenos de Andrzej Wajda, Agnieszka Holland (la incógnita sobre el estreno en España de la elogiada 'In darkness' sigue abierta) y chispazos de directores sin demasiada trayectoria internacional, además de la cuota festivalera. 'Pokłosie' ('Secuelas') todavía no tiene distribución en España. Y es un trabajo de interés, de notable acabado, dirección solvente, buenas interpretaciones (atención a Maciej Stuhr) y, fundamentalmente, exportable.  Toca un tema todavía tabú en la sociedad polaca, la complicidad en el exterminio del pueblo judío llevado a cargo por los nazis. La historia se basa en la masacre de Jedwabne, en la que trescientos judíos polacos de este municipio fueron asesinados en 1941. Su estreno ha provocado un intenso debate en 2012 acerca de la necesidad o no de reabrir viejas heridas del pasado.

'Pokłosie' sigue la estela dejada por 'Nuestra clase' ('Nasza klasa'), una obra de teatro escrita por Tadeusz Słobodzianek que se pudo ver en los teatros de Madrid y Barcelona hace unos meses. 'Nuestra clase' abordaba con rigurosidad y de forma exhaustiva (casi tres horas de puesta en escena) los mismos hechos reales sobre los que se basa 'Pokłosie'. La versión cinematográfica se decanta por ficcionalizar en mayor grado lo sucedido, situando la acción en los años 90. Los protagonistas son dos hermanos. El mayor vive en Chicago y regresa a su pueblo de origen preocupado por lo que la situación anímica del pequeño. La película se desarrolla a través de esas dos vertientes, la personal, reflejada en la compleja relación entre los hermanos, y la histórica, con el progresivo y doloroso descubrimiento que ambos hacen de los secretos del pasado del municipio.

El contrastado Władysław Pasikowski dirige con pulso firme -magnífica fotografía de una Polonia lejos de las urbes- una historia dura y que puede herir ciertas sensibilidades, aunque sin duda necesaria en la medida en la que contribuye a destapar recuerdos que pocos quieren asumir. 'Pokłosie' se constituye así como la aceptación de una infamia y el retrato de lo fácil que es cruzar el límite entre lo honesto y lo que no lo es, perfectamente dibujado por la implacable ley del silencio que atenaza a los habitantes del lugar. En su amargo fondo late con violencia aquello que expresó Martin Luther King, muchas veces duele más el silencio de los buenos que la perversidad de los malvados.

RAFAEL GONZÁLEZ

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