CRÍTICA DE CINE
'Arraianos' (Eloy Enciso. España, 2012. 70 minutos)
Producto tan insólito como de alcance limitado, ‘Arraianos’ estaba destinada de antemano a ser carne de festivales. El resto de espectadores tiene que llegar preparado. Chocará con una propuesta que desconcierta de principio a fin. Entre la ficción, el documental y un realismo mágico a la gallega, se apropia de textos salidos de una pieza teatral para crear un documento profundamente sensitivo que funciona como espejo de un territorio fronterizo entre la nada y el todo. A favor juega su limitada duración, su capacidad de generar inquietud –ese hombre anunciando el fin- y ese retrato bucólico no exento de crudeza de la vida rural.
Ante una producción de estas características, el espectador debe hacer un esfuerzo, buscar donde casi no hay. Se le hurta hasta la opción de ubicar geográficamente con precisión esa especie de Macondo entre la bruma. Los personajes son sombras al servicio de un mensaje críptico. Todo se constituye en una paulatina suma y acumulación de planos, algunos ciertamente hipnóticos, pero en general generando un efecto reiterativo. Aunque lo más desconcertante de ‘Arraianos’ es la facilidad con la que se coló en la cartelera comercial, un hábitat alejado a su forma de vida, mientras que otras producciones, incluso pequeñas como la que ahora se analiza, sufren o les es imposible acceder a una plataforma así. Un misterio más a añadir a la saca de esta propuesta.
RAFAEL GONZÁLEZ
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