'HAUNTED HOUSE'. Riesgo y temblor


CRÍTICA DE TEATRO

'Haunted House'
Compañía: Snomians
Dirección artística: Ana Kuntzelman
Sala: Espacio Labruc (Madrid)

Todo va bien, más que bien, es uno de esos momentos para los que uno se ha estado preparando, se está dónde se quería estar, simplemente hay que hacer lo que uno sabe y la oportunidad no se escapará.
Y, sin embargo, algo comienza a fallar. No se podría decir exactamente el qué, pero se ha puesto en marcha un mecanismo que lo precipita todo. No es definitivo, si hubiese voluntad se podría parar, no se hace, algún motivo hace que se ignore esa posibilidad y que continúe el camino hacia el precipicio, el abismo atrae al asomarse uno. Es ese terror cotidiano que espera su momento, que se lleva dentro. Iba a ser un buen día.
Haunted House es una obra de terror. No esperen sobresaltos, ni alaridos, ni sangre ni suspense y demás emociones que conllevan las historias de terror, no al menos como uno se imaginaría. Todo eso ocurre al principio, en una selección rápida de imágenes que se muestran en una pantalla.
Además de estas imágenes iniciales, el montaje hace uso de éstas dos veces, a modo de presentación de los personajes ( o de los actores, pues se juega con esa ambigüedad en este caso), en la que mientras una cámara los va enfocando mientra se va alejando poco a poco suenan las voces que dan cuenta de las cosas a las que tienen miedo. Imagen y discurso, lo que se dice y lo que se ve, no parecen concordar, produciendo esa pequeña inquietud.
Aparte de los audiovisuales- muy austeros-  en escena solo están los dos actores, cada uno con su silla y su lámpara de salón que encenderán cuando la acción transcurra en su lado. Dos escenas, dos momentos en el que vemos al protagonista hundirse desde la alegría inicial debido a las palabras de su compañero de escena que va  minando su ilusión.
Se ha dicho antes que no se esperara suspense ni derivados. Habría que decir que sí, por partida doble. Por un lado el espectador asiste a ese derrumbe preguntándose porque insiste en seguir, en avanzar en ese camino.
Por otro lado está el que debe sufrir el equipo artístico de Snomians. Como es habitual en ellos, juegan con lo performativo, saben de dónde salen y a dónde llegan, pero el modo en  que vayan a hacerlo cada día puede varíar.  No se trata de improvisar sin más, se trata de encontrar un camino. Tiene sus riesgos la apuesta y salen ganadores. Un gran trabajo de los actores Marcos García Barrero y Leire Asarta y la directora Ana Kuntzelman (ha sabido perfectamente como encontrar las claves para recorrer ese camino).
Entre todos logran un montaje que funciona perfectamente, sin que decaiga el ritmo, en el que se llega a los momentos de tensión de forma natural, sin forzarlos, en el que incluso los silencios llenan de presencia el escenario.

Haunted House es un montaje arriesgado e innovador que a partir de una sencillez escenográfica arma un gran montaje, vivo y honesto. Hay que agradecer a Espacio Labruc su apuesta por este tipo de montajes y por mantener una línea editorial y un criterio escénico del que carecen muchas salas madrileñas.

BENJAMÍN JIMÉNEZ

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