'LA VISITA'. El ingenio de la trampa.



CRÍTICA DE CINE

'La visita' (M. Night Shyamalan. Estados Unidos, 2015. 94 minutos)

En la desigual carrera de Shyamalan hay que reconocer un talento peculiar a la hora de encauzar las historias y los finales de las mismas. Otra cosa muy diferente es el desarrollo de las tramas. ‘La visita’ supone un nuevo reto en su carrera y es capaz de poner en práctica un nuevo modo de filmar con menos dinero pero con mucha eficacia. La frescura en la dirección viene arropada por un planteamiento que no es original pero que está perfectamente resuelto con una idea que consigue engatusar a ese espectador que está abierto a todas las trampas que se le propongan. No hay que olvidar que el espíritu de ‘El proyecto de la bruja de Blair’ (1999) campea en el esbozo fílmico del director de origen hindú, sin olvidar ‘Hansel y Gretel’. Eso sí, se le imprime un punto más en todo el aspecto resolutivo –y que el presupuesto es más generoso ayuda a ello-.

Plantear la acción como un documental ya establece un pacto con el espectador que resulta gratificante para la producción y la propia planificación de la película. Los planos son casi siempre bien seleccionados y narran con precisión cada instante sirviendo como espías para radiografiar las acciones marcadas por los niños en su etapa de reconocimiento familiar. Jugar a lo aparentemente normal genera cierta tensión. Las trampas ofrecidas son sencillas pero mantienen la consistencia necesaria para que todo el entramado no se derrumbe a la primera de cambio. Es una pena que Shyamalan haya descuidado tanto los supuestos contra planos, eso descubre la artificiosidad de la propuesta, pero no tanto como para llegar a desconectar.

Son las interpretaciones de los cuatro actores los que consigue que todo termine encajando. El espectador se centra en cada gesto. Sus acciones son siempre consistentes. El trabajo de los dos nietos es exquisito y verosímil. La angustia mezclada con el humor es esa pieza clave para que la película nunca se instale en un género fijo. La trama es capaz de transitar con habilidad por distintas etiquetas sin apartarse jamás de una tensión altamente sugerente. La dirección de fotografía se adapta correctamente en la historia sin buscar un lucimiento individual apartado del objetivo común.
‘La visita’ es una película de cámara que se basa en la compenetración de unos actores capaces de mantener sus roles para llegar a unos quince extraordinarios minutos finales en los que el genio de Shyamalan –como ya demostrase en ‘El bosque’ (2004)- consigue imprimir ese giro tan eficaz y bien construido para que su proyecto entretenga y sea algo más que un divertimento bien estructurado, aunque eso sí, sin llegar a su
mejor título, ‘El sexto sentido ‘(1999).

IVÁN CERDÁN BERMÚDEZ

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